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jueves, 21 de abril de 2022

Vicio Sexual: Cuidando a mi hermanito 5 (Continua La Sorpresa)


Mientras mi padrastro le explicaba como debía apretar los músculos para hacer que el pene se moviera hacia arriba. Yo, aún desnuda y acostada frente a los dos, me mantenía inmóvil sin decir una sola palabra.

— Ahora quiero que terminen lo que estaban haciendo.- dijo mi padrastro, apartándose y colocando la silla un poco más separada de la cama.

— Tú estás loco.- le dije negándome a hacer algo así frente a él.– Me permites mi pijama, por favor.- cubrí mi cuerpo con la cobija de mala manera, solo tapando mis senos y mi vientre.

— Y si yo me salgo del cuarto?.- dijo poniéndose de pie nuevamente.


No podía controlar mis ojos que nuevamente seguían el movimiento de su pene, cada vez conseguía un detalle nuevo. Me quede viendo un lunar pequeño que tenía justo en la base de su pene y en inicio de sus testículos, era el mismo pequeño lunar que tenía mi hermanito. Eso confirmaba mis sospechas, así de inmenso lo tendrá Daniel cuando este grande.

— Ni que salgas del cuarto, me da pena y ya no tengo ganas.
— Bueno esta bien, no te vamos a obligar a hacer algo que no quieres, aunque Daniel se nota que si quiere.
— No me importa creo que ya por hoy pasamos el límite.

De verdad mi hermanito tenía su pene aún erecto completamente, era sorprendente que aún estuviera así. El de mi padrastro comenzaba a perder dureza, pero aún estaba grande.

— Pero ponte la pijama de pie.- me pidió eso como una condición bastante morbosa, pero acepte.
— Dame.- dije poniéndome de pie, estaba completamente desnuda frente a ellos nuevamente.
— Mira que no te miento.- me dijo señalando su pene que de inmediato al verme se puso duro por completo en cuestión de 5 segundos.– Mira mira.- me señalaba su pene y al mismo tiempo extendió su brazo para darme sólo la parte de arriba de mi pijama.
— Es toda la pijama que me tienes que dar.- dije en tono serio.

El short de mi pijama lo coloco en la punta de su pene y lo dejo caer sobre el, cubría todo su glande, una parte quedo sobre sus bolas. Ese gesto me pareció de muy mal gusto, creo que se estaba pasando de la raya. Quizás pretendía que yo lo agarrara y así tocarlo pero no me atreví, aunque en mi mente paso el pensamiento "Vanessa es tu oportunidad de agarrarlo", pero mi mano no se atrevió a moverse ni un milímetro.

— Creo que no sería un buen ejemplo para Daniel.- le susurre.
— Si es verdad.- dijo también en voz baja y quito mi short de su pene y me lo dio.

Aún después de haberlo puesto sobre su pene, me lo puse. Mientras que lo deslizaba por mis piernas subiéndolo hasta mis caderas, los dos, mi padrastro y mi hermanito no perdían detalle de como me vestía. Eso me hacia sentir muy sensual, la suma de lo prohibido y loco del momento más tener a los dos hombres de la casa excitados por mi cuerpo resulto ser morbosamente caliente.

Termine de ponérmelo y salí del cuarto, sentía como sus ojos me seguían y recorrían mi cuerpo.

— De verdad Vanessa tu tienes el mejor cuerpo del mundo.- me dijo mi padrastro antes que yo saliera de la habitación. Eso me hizo sonreír llevando mi ego hasta las nubes, viniendo de un hombre mayor y experimentado que me dijera algo como eso esa un gran halago, aunque ese hombre fuera mi padrastro.

Me fui a mi habitación y sin mirar atrás, cerré la puerta y me quede apoyada con la espalda en ella pensando en lo que había pasado. Tenía un montón de imágenes en mi mente y una liga de sentimiento de culpa con excitación. Realmente estaba mojanda por haber estado en ese punto frente a los dos, sólo pensaba en que habría pasado si nos hubiese sorprendido a mi hermanito y yo en mitad del sexo, en mi imaginación se armo una idea de que quizás el se habría unido al juego o simplemente se habría quedado en la puerta masturbandose mientras nos vería.

Mientras pensaba en eso, intentaba negarme a seguir imaginando pero era inevitable. Pensaba en como gritaría si mi padrastro me penetrara, en como sería chuparle el pene a mi hermanito y a mi padrastro juntos.

"Ya Vanessa basta, te estas volviendo loca, es tu padrastro" retumbo en mi mente poniendo punto final a mi imaginación, aunque estaba mojada intente contenerme para no tocarme. Aún seguía recostada de la puerta, pude sentir como mi padrastro salió del cuarto de mi hermanito y entro en el baño.

Tocaron a la puerta de mi cuarto suave, debía ser Daniel, fue lo primero que pensé. Pero al abrir despacio, quien estaba ahí era mi padrastro, fue como un choque, nuevamente mi corazón se paralizo. Para complicar las cosas el estaba ahora completamente desnudo y con su paño en la mano.

Su pene aún permanecía semi erecto, fue inevitable mirarlo de arriba para abajo, haciendo una pequeña pausa sobre su pene.

— Quería pedirte disculpas si por algo de lo que hice o hablamos te incómodo.
— No hay nada que disculpar.- dije intentando poner una sonrisa discreta mientras me apoyaba en la puerta del cuarto a medio abrir. — Más bien soy yo la que debe disculparse.
— Y porque tu?.
— Bueno por lo de mi hermanito y yo.
— No vale, por eso no debes disculparte, es lo más excitante del mundo eso que hacen ustedes dos.- una sonrisa con picardía se dibujo en su rostro.
— Si tu lo dices.- intentaba mirar a otro lado, la puerta del baño al final del pasillo, mi mano sujetando la cerradura de mi puerta, mis pies, pero era inevitable ver su pene cada vez que movía mi rostro, realmente me gustaba como era.
— Puedo pasar?.- dijo poniendo su mano sobre la puerta.
— Para que?.- no quería que entrara pero tampoco puse resistencia y deje que la abriera.
— Quiero terminar de disculparme.
— Ya te dije que no tenías porque disculparte.- una sensación de frío recorrió mi espalda y me recosté de la pared.

La entrada de mi cuarto tiene un pequeño pasillo de unos dos metros de largo y del ancho de la puerta. Mientras yo tenía la espalda contra la pared el paso y se coloco frente a mi, ninguno dijo nada, gire mi cabeza hacia la izquierda tratando de no verlo, me sentía amenazada en la situación en la que estábamos. Justamente al salir de mi cuarto hay un cuadro enmarcado con un vidrio y en el nos reflejábamos los dos.

Fueron unos 5 segundos sin decir una sola palabra ninguno de los dos y para mi fue una eternidad.

— Me vas a dejar disculpar?.- su tono de voz era distinto.
— Ya te dije que no hacía falta.- dije girando mis ojos para verlo, no se porque no quería que mi rostro estuviera de frente a el, luego volví a ver el reflejo de los dos en el cristal del cuadro.

Pude ver en el reflejo como tomo su pene con la mano y lo levanto apuntando hacia mi, se acercó aún más a mi cuerpo, casi podía sentir el calor del suyo, intente pegarme más a la pared no se porque, fue como una reacción tratando de resistirme.

La punta de su pene toco mis muslos que estaban juntos y apretados, tenía las piernas cerradas apretándolas y su pene estaba apoyado entre las dos, a sólo unos centímetros de mi vagina. Podía sentir lo tibio de su glande, lo movió de arriba para abajo hasta que de pronto lo llevo hasta mi vagina. Sólo lo separaba la tela del short de mi pijama, lo afinco haciendo un poquito más de presión en el triángulo que se forma entre mis muslos y mi vagina.

Podía ver en el reflejo como su pene ya estaba completamente firme. No se porque no dije nada, no pensaba en nada, estaba paralizada pero no sólo era por miedo, no tenía idea que hacer.

Empujó su pene entre mis muslos tocando mi vagina, al abrir mis muslos con su glande empujó la tela de mi short ligeramente entre los labios de mi vagina separándolos un poco. Eso fue como prender una máquina dentro de mi cuerpo, una sensación de electricidad me recorrió desde la cadera hasta el cerebro.

Separó su pene de mi y lo volvió a empujar abriendo un poco más mis muslos y metiendo el short entre mis labios aún más. La sensación de su pene tocando mis labios me mojo por dentro completamente, mi piel se erizó en todo mi cuerpo y su mano me acaricio el brazo izquierdo para sentir eso, la paso desde el hombro hasta mi mano.

Sujeto su pene desde la base, podía verlo en el cristal del cuadro aún y lo hizo vibrar empujandolo al mismo tiempo entre mis dos muslos apretados y rozando mis labios. Sentí como su pene salía por detrás, fue inevitable bajar la mirada y ver como estaba su enorme miembro tocándome. El short de mi pijama estaba completamente metido entre mis labios, estaba con la verga de mi padrastro frotando mi vagina, después de detallar como lo hacía, voltee a ver su rostro, era impresionante como estaba extasiado viéndome, ni veía mi rostro, sus ojos estaban concentrados en mis otros atributos.

Comenzó a sentirse incómodo frotar su pene así por la falta de lubricación. Separo su pene de mi y sujeto mi short por la elástica en mi cadera, mi reacción fue inmediata, sujete sus brazos tomando por las muñecas haciendo fuerza como para impedir que lo hiciera, voltee a verlo directo a los ojos frunciendo mis cejas, moví mis labios claramente para que pudiera leer en "NO" en ellos, pero no hizo caso y se mantuvo sujetando mi short el cual intentaba mantener yo en su lugar.

Mi cabeza se inclinó a un lado para ver hacia la puerta del baño donde estaba mi hermanito, tenía miedo que saliera y viera algo.

— Quédate tranquila y relajate.- me dijo mi padrastro susurrándome.
— Es que no quiero.- eso fue lo que salió de mi boca, pero en el fondo, muy en el fondo, donde estaba la Vanessa que se atrevía a todo, esa persona morbosa que había en mi, si quería.

Pues haberme negado fue para el todo lo contrario, de un solo tirón halo el short hasta mis rodillas, lo hizo tan duro que mis manos se soltaron de sus muñecas, coloque mis manos tapando mi vientre, aunque hacia unos minutos me había visto desnuda, no dejaba de hacerme sentir incomoda y más aún en la situación en la que estábamos, no dejaba de inclinarme para ver hacia el baño del pasillo.

Sujeto mi mentón y giro mi rostro colocándolo frente a el, con la otra mano había comenzado a marturbarse, podía notarlo por el movimiento de su brazo, pero no me atrevía a bajar la mirada.

— Dame un poco de tu saliva.
— Que dijiste?.- cuando me dijo eso mis ojos que miraban a la puerta de mi cuarto voltearon a buscar sus ojos. La mano que sujetaba mi mentón ahora estaba extendida esperando que colocara saliva en ella.
— Dale.- me dio unos pequeños toques en la boca para presionarme.

Movi mi lengua dentro de mi boca buscando saliva y la deje caer sobre su mano, la verdad no fue mucha. Esta vez mi mirada se fue con su mano que la llevo hasta su verga y regó mi saliva para lubricarla, la esparcía por la punta más que todo, me pareció muy erótico que hiciera eso, la punta de su pene estaba brillante y era por mi.

Subió su mano nuevamente hasta mi mentón indicándome que le diera más, pero mi boca estaba casi seca, deje caer en su mano todo lo que pude y el llevo su mano a su boca y dejo caer de su saliva también.

Envolvió su verga con las dos mano y la lleno completa lubricandola sin frotarla mucho, la acerco nuevamente a mi entrepierna, mis muslos seguían apretados, me sujeto con una mano sobre la cadera y con la otra agarro su pene y comenzó a meterlo en la Y que se formaba entre mis muslos y mi vagina. Esta vez paso fácil, me mojo completa y ahora si se deslizaba suavemente, era impresionante lo grueso que era, rozaba los labios de mi vagina y podía sentir como la punta tocaba mis nalgas atrás.

— Que suave tienes la piel.- pude sentir su aliento en mi frente cuando dijo eso, yo estaba inmóvil.– Se ve que tienes una vagina apretadita.

Comenzó a subir el ritmo, movía sus caderas como si me estuviera cogiendo, sentía su pene entre mis piernas frotándose, se estaba masturbando con mi cuerpo, los labios de mi vagina podían sentir lo duro de su verga como se frotaba con ellos, mi mirada ahora sólo apuntaba había abajo, no quería perder un detalle de como mi padrastro me tocaba con su miembro, mis pezones se pusieron duros, no me había dado cuenta de lo grande y duros que estaban.

Sus manos fueron hasta atrás agarrando mis nalgas, apreté mis piernas más y ahora sentía como mis labios se abrían, su verga estaba tocando mi clítoris. Estaba poseída por la excitación, paralizada por la situación pero estaba sintiendo como mi vagina por dentro se llenaba de líquidos, realmente estaba siendo abusada por el, pero era la sensación más divina.

Me embestía con fuerza, el sonido de su cuerpo pegando contra el mío era evidente. Poco a poco fue moviendo mis caderas sujetando con fuerza mi culo, apretaba mis nalgas guiando mi cuerpo hacia el suyo, llego el momento en el que el ya no se movía, mi padrastro sacudía mi cadera pegándola con fuerza y deslizando mi vagina sobre su verga, crucé mis piernas para apretarlo con más fuerza, eso fue algo involuntario me imagine que si apretaba más sería más rico para el. Estaba abusando de su hijastra y sus sonidos y su cara decían que estaba disfrutando.

Podía sentir como sus dedos abrían mis nalgas y se detuvo, llevo sus dedos hasta la entrada de mi ano, pero no estaba preparada para eso, me sentí incomoda y apreté las nalgas tratando de evitar que me tocara ahí, aunque parecía no importarle. Pego mi cadera de la suya dejando que su pene pasara hasta atrás, sus bolas quedaron apoyadas de mis muslos, estaba separada de la pared casi por completo, sólo mis hombros se mantenían apoyados, con sus dedos sujetó la punta de su verga que sobresalía entre mis piernas por detrás y la pego de mis nalgas, deje de apretarlas y fácilmente se separaron dejando que su enorme pene quedara entre ellas, podía sentir lo caliente de su piel en mi ano.

— Coño Vanessa que divina estas.- dijo viéndome a la cara.

Comenzó a mover sus caderas nuevamente y ahora su pene rozaba los labios de mi vagina y mi ano al mismo tiempo. Lo hacía cada vez con más fuerza, sus manos eran tan grandes que mis nalgas casi las envolvía completamente, las apretaba contra su pene mientras que con la punta de sus dedos hacia presión para que su verga frotara mi ano, era algo que jamás había podido imaginar ni en mis más aberreados pensamientos.

Comencé a lubricar tanto que mis jugos se salían de mi vagina producto del roce, se escuchaba el sonido de lo húmeda que estaba con cada frote de su verga, sin penetrarme me tenía al borde del orgasmo y el no perdía ni un segundo los gestos de mi rostro.

— Que puta eres, tanto te gusta mi verga?.- me sonó tan vulgar eso pero me excito aún más que me dijera así, realmente me sentía como una puta, su puta.– Dime que te gusta mi verga.
— Si.- sólo podía decir eso, me daba pena decirle a el algo así aunque estuviéramos desnudos masturbandonos, aún habían cosas que no sabía si era capaz de decirle.
— Quiero que lo digas.- me dijo con carácter y acelerando la forma en la que me embestía para frotarse contra mi.
— Si me gusta tu verga, me gusta.- me sentí libre de decir algo así, mi cuerpo se erizó nuevamente por la excitación.
— Te gusto verme como cogía la otra noche?.- saco su pene de entré mis piernas y me dejo una sensación de cosquillas producto del frote constante entre mis muslos y mi vagina.
— Si me gusto mucho.- me dio pena admitir eso, no pensé que sacaría eso en ese momento.

Apoyó su verga en mi vientre, sus bolas estaban en los muslos y su verga llegaba hasta mi ombligo, me di cuenta que era imposible que algo así me entrara completo en la vagina. Sentía el peso sobre mi piel, estaba húmeda y brillante llena ahora de mis líquidos, estaba muy caliente.

— Ya creo que ya deberíamos parar.- eso lo dijo mi boca pero en ese momento sólo haría lo que el dijera.
— Cállate y Volteate.- dijo susurrando pero sujetándome con fuerza.

Como ese mismo carácter que lo dijo, giró mi cuerpo poniéndome de espaldas a el, tenía el rostro y el pecho pegados de la pared. Mis ojos giraron viendo la sombra de los pies de mi hermanito debajo de la puerta del baño.

— Yaaa que Daniel va a salir.- sentí temor que nos consiguiera así a los dos.– Nos va a ver.

No dijo nada, sólo apretó los lados de mis muslos con sus manos indicándome que pegara las piernas más, las junte como me indicaba apretando mis muslos. Con sus manos abrió mis nalgas estirando con sus pulgares cada una, podía sentir como mi ano se abría quedando completamente a la vista, casi de forma instintiva levanté mis caderas un poco para que se abriera más.

— Dios mío que rico culo tienes.- me abrió aún más, sentía ahora como se abrían hasta los labios de mi vagina un poco.– Lo tienes cerradito, nunca te lo han metido por el culo?.
— No nunca.- respondí de inmediato mirando la puerta del baño de reojo con mi cara pegada a la pared aún.
— Hay que entrenarte entonces.

Sentí como la punta de su verga se afinco en la entrada de mi culo, era enorme, no pude contener la reacción y contraje el ano apretándolo, sentí como se cerró con fuerza.

— Ufff que rico esooo!!.- dijo en voz alta, quitó su verga y sujetando mi culo abierto me dijo.– Vuelve a apretarlo.

Lo relaje y lo volví a apretar con fuerza, sentía como se cerraban los pliegues mientras sus pulgares separaban mis nalgas.

— Eso se debe sentir divino, lo tienes rosadito.- en el sonido de su voz se sentía la excitación.

Coloco su verga en mi ano nuevamente y la deslizo bajando lentamente hasta la entrada de mi vagina, presiono como si fuera a meterla, mi respiración se paralizo. No podía creer que mi padrastro se atrevería a metérmela, todo mi cuerpo se tensó de inmediato, mis uñas se apretaron contra la pared casi rasgando la pintura, mis párpados se abrieron esperando que intentara meter aquel enorme miembro dentro de mi. Su glande era tan grande que separo mis labios y sentí como me tocaba por dentro con su pene, pero no me la metió.

Bajo aún más la punta y su pene quedo atrapado entre mis muslos y mi vagina. Podía sentir como mi agüita salía mojando su verga, estaba tan mojada que parecía que estaba orinando.

Empujo su verga y de inmediato sentí como su glande salió entre mis muslos asomándose por delante de mi, lo llevo hacía atrás hasta que su cabeza quedo entre mis muslos nuevamente y al volver a empujarlo suave, los labios de mi vagina se separaron un poco, mis labios internos que eran chiquitos estaban tan sensibles, podía sentir la piel de su verga como estaba apoyada en ellos.

Comenzó a mover su cadera suave pero con movimientos cortos, la separación de su glande con el resto de su pene era grandísima, podía sentir el escalón que se formaba en la punta de su pene con cada frote que hacía en el movimiento.

Me incline un poco para que diera su glande justo contra mi clítoris. Los primeros cuatro contactos fueron corrientazos que llegaron hasta la punta de los dedos de mi pie. Realmente estaba gozando que me masturbara así y que el disfrutara lo hacía más morboso aún.

La puerta del baño se abrió y no me importo, estaba tan excitada que no pensaba nada más que en gozar. Sentía como nuevamente apartaba mis nalgas para ver mi ano, lo estiraba con fuerza, no tenía delicadeza y eso me excitaba más aún.

Sentí la mirada de mi hermanito, gire la cabeza para ver fuera del cuarto y estaba parado en el pasillo, desde su posición no podía ver todo lo que estaba pasando pero veía mi rostro y mis senos. No dije nada, simplemente lo deje que viera y me dedique a disfrutar este encuentro con un hombre tan mayor.

Estaba al borde del máximo de mi excitación, necesitaba sentirlo más fuerte para acabar. Abrí mis piernas un poco separándolas, su pene ya no quedaba aprisionado entre mis muslos, así que se detuvo, me apoye de la pared con una mano y con la otra tome su verga en la palma de mi mano. Era sorprendente el ancho de su miembro, "Es del mismo ancho de mi mano" fue lo que paso al sentirlo caliente al tacto. Baje la mirada para deleitarme con la vista, su glande era como una manzana grande, aprisione su verga entre mi mano y su vagina y comencé a mover mi cadera con movimientos rápidos y cortos, lo apreté un poco más para que se abrieran mis labios y ahora si lo sentía completo, ahora tenía el control yo y podía sentir en mi mano lo divino que era, lo apretaba de momentos, sentía el músculo tenso de su miembro por debajo, las curvas de sus venas, su verga mojada por mi.

— Que rico te mueves putita.- cuando me dijo eso no eran insultos para mi, me hacia sentir sensual, que lo hacia gozar.– Quiero que seas mi perra, quiero ponerte a hacer de todo, enseñarte a hacer las cosas más morbosas.- cada vez que me hablaba así lograba hacerme sentir tan divino que ni yo misma sabía que eso me gustaba tanto, jamás nadie me había hablado así.

Sujete con fuerza su verga pegándola a mi vagina, mis labios estaban llenos de líquidos, su verga estaba completamente mojada de mi. Logre captar como moverme para que la separación de su glande y su pene diera justo en mi clítoris. Era suave pero al mismo tiempo lo suficientemente dura para llevarme hasta el final.

Mi clítoris estaba tan grande que se salía del capullo que lo envuelve.

— Ven Daniel para que veas a tu hermanita.- le dijo mi padrastro invitándolo a que disfrutara del espectáculo.

No dije nada, no podía, mi mente sólo pensaba en acabar. Mis caderas se movían rápido frotándome sobré su verga, gire mi cabeza y me conseguí a mi hermanito que frente a la puerta de estaba masturbado rápido y con fuerza, sus ojos estaban fijos en mi cadera viendo como se estremecían mis nalgas cada vez que pegaban del abdomen de su papa.

Soltó mis cadera y subió mi camisa dejando que mis senos quedarán desnudos también, desde atrás los agarro apretándolos, sus dedos se cerraron en mis pezones apretándolos con fuerza, los estiraba hacía adelante, aquello era demasiado ya, estaban tan sensible que esos apretones en los pezones eran espasmos que recorrían todo mi cuerpo.

Había cerrado mis ojos para sentir y al abrirlos pude ver a Daniel como colocaba su paño frente a la punta de su pene y acababa sobre el, estaba acabando por mi, viéndome como me masturbaba sobre el pene de su papa, veía como le salía cada descarga de la punta de su pene que ahora estaba enrojecido por la frenética paja que se había hecho por mi.

Esa imagen fue lo que terminó de llevarme al clímax, sentí como de pronto mi cuerpo se volvió liviano y una sensación de caída libre me recorrió de pies a cabeza, me detuve y apreté el pene de mi padrastro con fuerza contra mi vagina. Comenzaron las contracciones de mi orgasmo, eran tan intensas que hacia que temblaran mis piernas que de una se cerraron apretando su verga entre mis muslos, estaba acabando con tal fuerza que hice sonidos que nunca había hecho, grite en el momento que ya no soportaba más, el orgasmo parecía eterno, mis piernas flaquearon y mi padrastro me sostuvo por las caderas para no caer. Mis líquidos estaban chorreando hasta mis tobillos.

Cuando por fin mi orgasmo terminó, parecía como si había pasado una eternidad, mi respiración estaba a mil por hora por lo que intentaba calmarme tratando de tomar aire profundamente.

— Que rico acabastes.- me dijo acariciando mi espalda que ahora estaba sudada.– Eres una niña buena para el sexo.

Sólo podía decir si o no moviendo mi cabeza, aún no razonaba lo que acababa de hacer, mis ojos se abrieron y ya Daniel no estaba ahí, se había ido nuevamente al baño. Baje la mirada y pude ver el pene de mi padrastro aún entre mis piernas mojado, su cabeza se asomaba saliendo entre mis muslos.

Comenzó a moverlo suaveme entre mis piernas nuevamente, se deslizaba con facilidad, mis muslos estaban húmedos aún entre mis líquidos y el sudor.

De pronto lo saco y aún de espaldas a el comenzó a marturbarse con su mano y con la otra tocaba una de mis nalgas.

— Dime algo Vanessa, de verdad te estas cuidando y estas tomando pastillas?.- se estaba masturbando con fuerza y rápido.
— Si desde hace unas semanas.- gire mis hombros y mi cabeza para ver lo que hacía dejando mi cadera y mi culo quietos para que los viera.
— Y eso porque?, te gusta tener sexo y hacer de todo sin preocuparte?.
— Si, aparte porque a Daniel no le puedo poner un condón aún.
— Sólo las están tomando para tener sexo con tu hermanito?.- la forma en la que se masturbaba de acelero.
— Si, sólo con el lo he estado haciendo.- al decirle eso sentí como su mano apretó mi nalga separándola de la otra, nuevamente abría mi culo con fuerza.
— Y donde te gusta que acaben?.
— En cualquier lugar, no tengo preferencias.- eso era mentira claro que tenía preferencias pero no quería decirle nada de eso.
— Que divino tienes el cuerpo.- rozaba su verga contra mis nalgas, la pasaba entre ellas, bajaba por mis muslos y luego la apoyo en la parte baja de mi espalda, podía sentir lo caliente que la tenía sobre mi piel.– No te imaginas todo lo que te haría.
— Creo que deberías apurarte.

No quería que se extendiera más y que llegara mi mama. Me agarro por el culo separando una de mis nalgas con la mano y con la otra se masturbaba frenéticamente. Tenía mi cabeza girada casi ciento ochenta grados para ver como lo hacía, podía ve sus ojos fijos en mi culo deleitandose con la vista de mi ano. Su dedo pulgar toco mi pequeño agujero y volví a apretarlo involuntariamente.

— Esoo haz eso otra vez sin parar.- dijo con voz ajitada.
— Que cosa?.- no sabía a que se refería.
— Quiero ver como aprietas tu ano, hazlo varias veces.

Comencé a apretarlo y relajarlo mientras su dedo pulgar me tocaba justo ahí. De pronto sentí como sus dedos me apretaron con más fuerza, la punta de su pulgar entro dentro de mi culo, estaba su dedo dentro de mi, sólo unos dos centímetros.

Sin avisarme vi como salió el primer chorro de semen que llego hasta mi espalda dejando una estela hasta mi nalga, coloco la punta de su glande en mi ano y continuo acabando en mi ano. Era puro semen espeso y notablemente caliente, cerré los ojos para sentir todo eso, su leche se derramaba bajando por mi vagina y mis muslos, le salió una cantidad enorme, estaba completamente impregnada de sus líquidos por toda mi entre pierna.

Sentía como acariciaba con la punta de su dedo mi ano llenándolo de semen y luego metía su dedo sólo un poco, dejando que su semen entrara en mi recto, lo hizo varias veces, lo húmedo y tibio de su leche hacia que entrara suave y fácil, era una sensación extraña pero excitante que violara mi culo así más sabiendo que lo llenaba de semen.

Así duramos unos segundos y luego, me separe de la pared y podía ver como por mi pierna aún bajaban gotas, en el piso habían pequeños charcos de su semen, " Realmente estaba muy excitado" fue lo que pensé.

Se recostó de la puerta frente a mi completamente extasiado, su pene perdía su dureza pero aún lo movía suavemente con la mano. Yo simplemente no sabía que decir, sólo me quede ahí parada frente a mi padrastro sin saber que hacer, aunque era obvio que debía limpiarme no me movía esperando que el hiciera algo.

Apretó su pene desde la mitad hasta su glande, dejando salir una gota inmensa de semen que aún tenía dentro, la recogió con su dedo y luego la llevo hasta mi seno derecho, paso el dedo por la aureola de mi pezón esparciendo toda la gota por el, fue muy erótico eso, de forma inmediata la piel de mi pezón se arrugó un poco poniéndose duro al contacto de su dedo.

Sentía mis nalgas, mi ano, mi vagina, mis piernas llenas de semen, baje la mirada para observarme y al separar mis piernas cayo un poco al piso.

— Que desastre, mira este reguero.- fue lo único que se me ocurrió decir para romper el silencio.
— Tu eres la causante de eso.- dijo riendo.– De verdad Vanessa no me canso de repetirlo, tienes el mejor cuerpo que he visto.
— Gracias.- sentía pena de verlo a la cara.
— No tienes que agradecerme.
— Creo que no debimos hacer esto.- había un sentimiento de culpa por lo que ocurrió, aún más porque mi hermanito nos había visto, aparte porque el era el esposo de mi mama.
— No digas eso, es como un juego, pero esto no cambia nada, todo sigue normal.

Lo mire a los ojos con un gesto de ironía. En ese momento sonó el teléfono de la casa, era la campana que me salvaba y me permitía escapar.

Mi padrastro salió rápidamente a la sala para atenderlo y yo recogí el short de mi pijama qe estaba en el piso, cerré la puerta de mi cuarto y abrí mis piernas pasándolo por mi piel para quitar todo el semen que tenía y que ya se estaba secando, lo pase entre mis nalgas que era donde más tenía, mire el piso y no me quedo más remedio que recoger su leche del piso con mi pijama y luego lo metí en mi cesto de ropa sucia.

Agarre mi paño y salí al baño. Abrí la regadera y de inmediato me metí bajo el agua, "Te estas volviendo loca Vanessa", era mi conciencia que me hablaba, "Como vas a llevar las cosas en casa con este comportamiento", me preocupaba ahora como sería el comportamiento de ellos dos que eran los hombres. Las imágenes de la cara de mi hermanito cuando nos vio era lo que no podía sacar de mi mente, "Creo que esta vez te pasaste de la raya", hoy parecía que mi conciencia no era mi amiga.

Enjabonando mi cuerpo mis manos llegaron a mis nalgas, metí mi mano derecha entre ellas y al tocar mi ano recordé como metía su dedo empujado el semen dentro de mi, nuevamente me recorrió un frío, una mezcla de temor y morbo por lo que había hecho.

Termine de bañarme rápidamente, no quería que nuevamente me llevara el deseo y me tardara mucho en el baño. Salí de la ducha y me envolví en el paño y salí a mi cuarto, ya mi padrastro estaba en la sala ordenando unas cosas y mi hermanito aún en su cuarto.

La verdad sentía algo de vergüenza para salir del cuarto, no sabía con que cara mirar a mi padrastro ahora o a mi hermanito, tenía un sentimiento extraño de culpa ligado con pena y morbo. Después d enfrentar mi conflicto mental conmigo misma, decidí salir, de igual manera algún día debía salir de ahí.

Me coloque una licra deportiva negra sin nada abajo, quería estar cómoda y una franela ajustaba gris, una de mis preferidas de Hello Kittie. Al salir de mi cuarto me fui directo al cuarto de mi hermanito, sólo termine de abrir la puerta y el estaba aún desnudo sentado sobre su cama escribiendo algún mensaje en el celular.

— Ni una sola palabra de esto a nadie, quedo claro?.- le dije agarrándolo por el hombro y haciendo que me viera a la cara.
— Si lo se, claro que no diré nada.- sus ojos se quedaron fijos en mi cara, creo que capto el carácter con el que se lo había dicho.
— Vístete.- le di un beso en la mejilla y salí de su cuarto.

Fui directo a la cocina y me dispuse a picar las cosas que mi mama había dejado ya en la mesa para que la ayudara, pase sin decir nada por un lado de mi padrastro, tome el cuchillo de la gaveta, la tabla de cortar y luego gire para busca la papelera y colocarla a mi lado para ir botando las cosas ahí de una vez, pero no veía la papelera.

— Buscas la papelera?.- dijo mi padrastro adivinando.
— Si.- miraba los gabinetes y el piso, no quería cruzar miradas con el ahora, me moría de la pena.
— Toma aquí esta, estaba cambiando la bolsa para salir a botar la basura.

Subí la mirada y el tenía extendida la mano acercándome la papelera, no se porque razón me puse colorada de la pena, sentía como mi cara se calentaba.

— Ah ok gracias.- le indique señalándole que la dejara en el piso al lado de la silla, me coloque frente al lavaplatos para lavar mis manos.
— Y eso vas a hacer deportes hoy?.- me pregunto, lo que quería decir que me estaba detallando.
— No vale, porque la pregunta?.- cerraba el grifo del lavaplatos y agarre el paño de la cocina para secarme las manos, todo esto sin verlo a la cara.
— Estas vestida como si fueras a ir al gimnasio.
— Nada que ver, debo ayudar a mama con la comida de hoy.
— Vanessa en algún momento vas a tener que mirarme a la cara, deja la pena conmigo.- cuando no dijo eso inmediatamente subí la mirada para verlo a la cara.– Te hice daño o no te gusto algo?.
— No no me hiciste daño, sólo que entenderás que me siento incomoda pues tu eres el esposo de mi mama.
— Pues es un simple juego, yo igual sigo y seguiré amando a tu mama siempre, eso no cambia nada.- el soñaba tan tranquilo al decir eso.
— Pues para mi si cambia algo, quizás no se como comportarme después de algo así, no debió pasar y mucho menos frente a Daniel.
— Es decir que no te gusto?.- bajo su tono de voz y se apoyó sobre la mesa de la cocina. Me quede mirándolo a la cara, gire mis ojos a la ventana con la mirada perdida.
— No se trata de si me gusto no o no, se trata de que esta mal.
— Pero dime si te gusto o no.- hizo la pregunta con carácter, saque mis ojos de la ventana y ahora lo mire a la cara, quede unos segundos sin decir nada.
— Si si me gusto.- me puse roja como un tomate y me sonreí, el siguió mi sonrisa con la suya y en ese momento desapareció la incomodidad que tenía.
— Eso es todo, eso es lo importante.- recogió unas cosas, agarro las bolsas de basura y salió de la casa.

Por Vane

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