Capitulo 1
Quiero que sepan que desde que tengo memoria siempre me preste a nuevas experiencias, nunca tuve miedo a probar nada nuevo y resultado de ello es la hermosa vida que llevo ahora. Mi nombre es Diana, soy de Rosario y vivo con mi hijo de 12 años que se llama Javier. Muchos dicen que estoy muy buena, y aunque no le pongo mucho énfasis al cuidado de mi cuerpo como otras, me agrada decir que mi belleza es puramente natural. Tengo 35 años, mido 1.73, peso 60 Kg., tengo el pelo negro corto hasta el cuello. A decir verdad soy algo pechugona, algunas veces me siento mal por eso pero la mayoría de las veces me gusta tener mas que otras; sin mas vueltas les digo que mis medidas son 96-62-91.
Hace bastante tiempo que no salgo con hombres ya me he llevado bastantes decepciones, por eso ahora me dedico solo a mi hijo que es una amor. Pero cierto día vino a mi con una pregunta un tanto extraña....
- ma, ¿las mujeres tienen leche?
- si, pero ¿Por qué preguntas eso?
- porque un amigo me dijo que las mujeres también tienen leche, como las vacas
- si, las mujeres tenemos leche pero no es como las vacas, es... diferente
- ¿como?
- bueno, nosotros no tenemos ubres como las vacas, la leche las tenemos acá (mientras me tocaba las tetas).
- y las personas ¿pueden tomar leche de allí?
- bueno... si, pero no cualquier persona, nuestros bebes cuando son chiquitos, nadie mas
- y yo tome cuando era chiquito, ¿no?
- si, como todos los bebes
- mami, ¿puedo tomar algo de leche tuya?, para acordarme como era porque me olvide
Esa petición me pareció extraña y me puso algo nerviosa, yo no quería hacerlo sentir mal al rechazarlo, por lo que decidí convencerlo de que no era algo correcto.
- eso no esta bien, los nenes de tu edad no toman leche de las mamis
- pero si todavía soy chico, además soy tu hijo, eso no tiene nada de malo
- no Javier, no molestes mas
- dale mami, es un ratito nada mas, para ver como es
En mi cabeza me gustaba la idea de hacer eso, porque a pesar de ser un tanto peligroso tenia la confianza de saber que el no entendía de sexo, pero mi conciencia me decía que no.
- por favor ma, no te cuesta nada, además lo hago una vez y ya esta, dale!!
- no hijo, ya basta
- daleeeeeee!!!
Suspire y lo mire media enojada, me inquietaba la idea pero era mi hijo y me resultaba difícil negarle algo a él.
- bueno... esta bien, pero vos no le podes contar a nadie, ni a tu amiga, ni la abuela, nadie!
- no le cuento a nadie, lo prometo
La conversación había hecho que se me erectaran los pezones y que estuviese algo excitada, pero pensé que era normal por la situación y por lo que iba a hacer. Tome a mi hijo de la mano y lo lleve a mi pieza, cerré la cortinas por seguridad y me recosté en la cama. El me miraba esperando que yo me quitase el seno afuera, eso me daba mucho coraje, parecía que estaba a punto de tener sexo pero era solo una demostración, porque me sentía así?. Trate de nublar mis pensamientos y decidí hacerlo de una vez para que pase todo rápido (les cuento que en ese momento yo estaba vestida con una camiseta negra y una pollera blanca larga, media transparente, estaba bastante linda). Con cierto nerviosismo me levante la camiseta por sobre mis tetas y luego me desabroche el corpiño, no quería sacarme toda la parte de arriba porque me parecía muy morboso.
- ven - le dije
El se subió sobre la cama y me dijo
- guau, son grandes!
- si... son bastantes grandes, ¿te gustan que sean grandes?
- si, me gusta
Me fije en su pene y vi que estaba algo excitado, pero era normal, para un chico ver a una mujer mayor con las tetas al aire y encima de un buen tamaño, yo lo perdonaría.
- apoya tu cabeza sobre mi pecho - le susurre - hace lo que te digo y todo va salir bien
- bueno mama, ¿me vas a dar esa leche?
- si, vas a ver que es bien rica
- ¿de donde la tomo mama?
- de acá - señalándome mi pezón
El tomo con sus dos manitas mi pecho y acerco su boca mirándome de reojo
- dale, seguí así, vas bien
En el momento que sus labios hicieron contacto con mi pezón me estremecí de placer, no pensé que me iba a gustar tanto que me lamiera los pezones, a su propia madre, pero así sucedió.
- así bebe, así, toma la lechita - le dije algo excitada
Javier comenzó a succionarme suavemente, y de a ratos le pasaba la lengua por la puntita haciendo que me moje mas y mas... mis pezones empezaron a gotear un poco de leche materna que él succionaba con gusto.
- sssss, que lindo, chupa despacito que me gusta mucho, ¿viste que rica la lechita de mama?
- si mama... es deliciosa - me decía despegándose apenas de mi pecho
No podía evitar suspirar entrecortado sin dejar de acariciar su cabeza, estaba muy feliz por esa situación y no quería que terminase por mas mal que estuviese. Él pasaba cada vez mas seguido su lengua calientita y mojadita por la punta del pezón, así hasta que dreno toda la leche de mi seno izquierdo.
- ahora le toca al otro
- ¿ese tiene también?
- si, tiene mucha...
Cuando lo corro para mi lado siento su duro pene apoyarse en mi pierna, estaba muy erecto por lo que pude notar en ese momento. Su boca se adueñó rápidamente de mi pezón, lo succionaba algo mejor que el otro, apenas rozándome con sus dientes, con sus manos apretando mis pechos pero sin lastimarme. Yo no podía contener mi situación, así que tuve que apretar la almohada un poco para contenerme, porque sino en ese momento le hubiese hecho una paja con muchisimas ganas y quien sabe que mas. Algo que solo hubiese traído problemas, dulces, pero problemas al fin.
- se siente bien lo que estas haciendo bebe, no pares por favor... mmmmm, mas fuerte que si no no sale la lechita, asi lindo, toda tuyaaaaa
Después de un ratito en esa situación el saca su boquita de mi teta, sus labios tienen un poco de leche todavía que se relame gustoso.
- estuvo muy rica mami, gracias por enseñarme - mientras me daba un beso en la mejilla
- si... sabes que cuando necesites algo me preguntas...
Javier se estaba llendo cuando por mi mente paso un pensamiento que casi me hace llegar al orgasmo. Pude probar en carne propia la lengua de mi hijo y me había gustado mucho, por eso pensé que no seria tan malo que me chupe un poco la... vagina, si, ya se que era una cosa de locos pero solo por un ratito para mostrarle... para que aprenda. De alguna forma pensé que eso estaría bien y antes de que se vaya le dije presurosamente
- oye, sabes que hay otro lugar de donde puedo darte de tomar... algo
- ¿ mas leche?
- no, como un... un juguito rico, ¿queres probar?
- mmmm, bueno, pero de donde?
- por acá - mientras me tocaba la vagina por sobre la pollera
No podía creer lo que me estaba atreviendo a hacer, ¡que mi hijo me chupe! sabia que después de ese día las cosas iban a cambiar si o si, pero estaba tan caliente que quería probarlo de todas formas. Entusiasmada como nunca y con una sonrisa picara en mi cara me levante el vestido por sobre las caderas
- sácame la bombacha así vas aprendiendo para después - le dije a Javier mirandolo a los ojos para inspirarle confianza.
A decir verdad la bombacha estaba algo pegada a mi chucha por los jugos vaginales, eso solamente me causo mas placer, queria que mi hijo viera como me calentaba con sus caricias. Como un buen niño se puso de rodillas frente a mi vagina bien expuesta y me dijo
- no veo nada
Me di cuenta que tenia que guiarlo yo de aquí en adelante, así que me abrí los labios vaginales para que me aprecie bien
- ahora lo ves, es lindo ¿no?
- si es lindo, rosita, huele bien, pero como saco el juguito?
- sabes, pasa la lengüita y sale el juguito, vos pasala por todo alrededor, si mama suspira mucho es porque hace mucho calor...
- ¿si? - me dijo mientras acercaba su cara
- si, no te preocupes por nada, solamente tomate el juguito de mama
Y allí lo sentí, algo que deseaba desde hacia tanto tiempo, un cunilingus delicioso. Pasaba su lengua por mis labios vaginales, no solo por allí sino también por donde esta los pelos. sentía su lengua inexperta por todos mis alrededores, con tanta fuerza que me hacia temblar de placer. De a ratos me abría los labios vaginales para que me chupara por dentro también, era algo realmente hermoso.
- chupa bebe, seguí chupándome que me haces muy feliz, que riiiiccoooooo... siiiiiii
Con una mano inconscientemente lo tomaba de la cabeza, mientras que con la otra me pellizcaba un pezón, que estaba mas duro que nunca.
- mi... niño, chúpame esa cosita dura, que va a salir mas juguito - mientras le señalaba el clítoris
Sentía que su lengua se introducía mas y mas hasta dar con mi clítoris. Fue allí que di un pequeño salto que me hizo gemir un poco mas fuerte, entonces que apoye mis manos en el respaldo de la cama y cerre un poco mis piernas, mientras que Javier me seguía lamiendo a pasar del poco espacio. Sentía como me enrollaba con su lengüita y le daba chupadas fuertes, se podía oír el ruido de su saliva entre mis piernas.
- que rico, te gusta el juguito de tu mami? es todo tuyo y de nadie maaaaass
Luego de unos minutos sentí que ya iba a acabar, no podía creer que estaba sucediendo tan rápido ya que siempre tardaba más en llegar un orgasmo.
- ahora va a salir... mas jugo, toma... tómatelo todito y mama va a estar felizzzzzzzzzzzzz aaahhhhhhh!! siiiiiiii, quee buenooooooo
Las palabras salían de mi como por arte de magia, mientras yo permanecía con los ojos cerrados y con mis manos haciendo fuerzas para no soltarme de la cama.
- ohhhhhh siiiiiiiiiiiiii vamos mi amorcitooo que ya llego allí hijo mioooooo eres el mejooor!!!!
Fue un orgasmo muy grande, la situación lo había hecho algo tan especial que fue exquisito. Su lengua no dejo de moverse dentro de mi en ningún momento, y ya cuando había acabado se bebió lo que aun quedaba mientras yo me limpiaba un poco con la sabana
- si, lindo, limpiemosla bien, tiene que quedar reluciente
- en verdad tenias mucho jugo mami, ¿lo hice bien?
- si mi vida, lo hiciste perfecto, me encanto, digo... me encanto darte jugo para que no tengas mas sed...
- ah, si, gracias mama
- hijo, yo te di de tomar la lechita, ahora te toca que vos me des a mi ¿esta bien?
- si, pero, ¿como se hace eso?
- dejame que yo se como, vos solamente recostate y descansa...
Ya había pisado bastantes tabúes como para detenerme allí, hubiese sido muy cara dura hacerlo, así que me dedique a pasarla bien con mi amor de toda la vida. Por fin llegaba el momento de desvirgar su lindo pene, lo iba a amar hasta el cansancio y le iba a dar todo lo mejor de mi como el lo había hecho.
Me puse sobre mis rodillas e hice que Javier se acostara en el sillón, siempre tratando de mostrarme tranquila para convencerlo, porque no hubiese existido mejor momento. Lentamente baje su pantalón, después la ropa interior y así deje libre su herramienta. A decir verdad era un pene de tamaño normal para su edad, pero sin estrenar... eso me excitaba.
- que linda cosita que tenés hijito - le dije con tono de inocencia
Ahora Javier se mostraba algo agitado y excitado por el cambio de papeles, igual parecía disfrutarlo. Con suavidad corrí su cuero para dejar a la vista el glande, rojo y con algo de lubricación. Le di un beso en la puntita y pude sentir el sabor, ese sabor a sexo que solo un hombre te puede dar, seguido le pase la lengua para marcar mi territorio. Pude sentir como mi hijo se estremeció y se movió un poco, como queriendo escapar. Yo lo tome de su cola sin darle opción y me comí su pija entera. Siempre me dijeron que era buena haciendo eso, por lo que pensé que no iba a pasar mucho tiempo antes de que él se descargara. Empecé a lamerlo pausadamente, mientras que de a ratos levantaba mis ojos para ver las caras que ponía mi niño, era increíble como la estaba pasando. Llevaba su pene hasta el fondo, lo rozaba con mis dientes, lo cubría con mi lengua y lo dejaba salir. Después de un rato muy placentero de estar haciendo ese trabajo, me di cuenta que Javier ponía cierta resistencia, así que deje de chuparlo y lo empecé a masturbar con mi mano mientras le decía
- que pasa, ¿no quieres darle lechita a mama? tengo mucho sed y quiero tomar tu leche calientita, dale a mamita todo lo que tenés guardado, no aguantes más mi bebe, deja que salte y que me bañe toda...
Yo se por experiencia que las palabras juegan un papel importante en el momento justo, y es por eso que las use allí, no veía la hora de sentir todo su jugo en mí. Lo lamí unos segundos mas y me di cuenta que ya estaba listo para acabar, él otra vez se quiso correr por yo lo apreté mas hacia mi, mientras esperaba con la boca abierta sin dejar de masturbarlo... y no tardo mucho en correrse. Fue hermoso ver su pene palpitando en mi mano mientras despedía su semen, por primera vez. La mayoría de los chorros entraron en mi boca, algunos pegaron en mi mejilla y lo demás se posaron en mi mano. Cuando pude saborear lo que tenia en la boca, me pare sintiendo la humedad de mi panocha y le dije
- ¿viste que no era tan difícil darle leche a mamá?
- si, se sintió muy rico acá abajo, ¿siempre se siente así?
- si, siempre, y ya sabes, cuando tengas ganas de hacerlo vos solamente pedime, sin vergüenza, que a mi me gusta tomar tu lechita, y si queres tomar de mi lechita tambien.
- esta bien
Primero me limpie la mano y luego lo ayude a vestirse. El se fue muy contento afuera, mientras yo me quede pensando en que no iba a pasar mucho tiempo antes de que le diese otro tipo de placer, quizás aun mejor que este.
Capitulo 2
Habían pasado ya 3 años desde que sucedió esa tarde tabú con mi hijo. Las cosas se pusieron más relajadas en casa, nuestro humilde hogar. Javier ya tenía 15 años y se estaba convirtiendo en un hombre, muy guapo por cierto. Desde aquella vez en que nos masturbamos mutuamente nada habia pasado entre él y yo. Al principio yo estaba deseosa de tener sexo con Javier, pensando que no faltaría mucho para que lo hicieramos. Pero a medida que pasó el tiempo él no abordó el tema y yo tampoco. Lo que había pasado fue por un momento de calentura que no pude aguantar y yo ya no esperaba que se vuelva a repetir, estábamos bien así. De vez en cuando Javier me pedía uno que otro consejo sexual con un trato de broma, que yo respondía gustosa sin salirme de mis estribos.
Pero como todos saben, nada dura para siempre y tarde o temprano las cosas vuelven a ser lo que eran. Los días pasaban rápido y yo me sentía cada vez más nerviosa, ansiosa por así decirlo. De noche me encontraba imaginando (en contra de mi voluntad) que mi hijo me hacia suya con su gran miembro. Escuchaba en mi mente el ruido de la cama rechinando, golpeando contra la pared cuando me penetraba y nuestros cuerpos resbalando por el sudor, con ese pensamiento me masturbaba casi todas las noches. Llegue a creer que lo que pasó con Javier no me había afectado, pero allí estaba yo, una madre deseando a su hijo por ser justamente eso, su hijo. Luchando contra mis pensamientos llegaba a la cuenta de que la idea no me parecía tan mala, pero enseguida nublaba mi mente al pensar en las cosas que sobrellevarían hacerlo de nuevo con él... no! era inconcebible, ni pensarlo.
Casi sin darnos cuenta, el invierno había llegado y junto a él la necesidad de buscar calor en los brazos de un amor. En esta época siempre me sentía sola, desolada y triste porque no había nadie que me dijese que me quería, ni que limpiase las lagrimas de mis ojos. Estoy segura que esa fue la razón por la que sucedió lo sucedió... Las hojas de los árboles ya habían caído y el paisaje se notaba vació. No había nada que hacer en la casa ni nada que pudiese remediarlo. Javier estaba viendo en la televisión. Me puse a observarlo sin que me viera para entender lo que había en su cabeza, era un adolescente tranquilo y eso era bastante raro. En ese momento recordé todo lo que había disfrutado con él, y todo lo que podríamos hacer todavía, más que nada ahora que esta más crecido. De repente las ganas de tener sexo con mi hijo se hicieron insoportables, quería probar de nuevo su miembro, hacerle probar mi vagina para que sepa lo que era el verdadero placer. Trate de veras de apaciguar ese deseo que estaba emergiendo de nuevo, pero por mas que hacía cualquier otra cosa para distraerme no perdía las ganas de cogerme a mi hijo. Me decidí finalmente por hacerlo, para que aprenda como la primera vez (sabia que me mentía a mi misma pero era la única forma de pensar que todo eso estaba permitido para nosotros).
La noche cayó rápido, la luna se alzaba gigante sobre el cielo negro, rodeado de estrellas que iluminaban mi rostro y mi cuerpo. Estaba vestida con una camiseta verde oscura y con un pantalón vaquero, no estaba maquillada, solo tenia el pelo atado hacia arriba (ya que me lo deje largo) y unos aritos de color dorado. Era el momento adecuado, debía hacerlo como lo había pensado o me quedaría siempre con la duda, pensando como hubiese sido. Para estar más cómoda en el momento me quité el pantalón y fuí a la habitación de mi hijo (que recién se había acostado) solo con mi braga puesta. Me encaminé a mi destino, preparada o no, pero sin dudar. Antes de abrir la puerta pensé que tenía manejada la situación, que podría inventar una excusa tonta para obtener lo que quería, pero en el segundo que puse el pie en su cuarto las palabras salieron de mi boca como si no fuese yo quien estaba hablando sino mi corazón.
- quiero que me hagas el amor ahora mismo - le dije ante mi sorpresa
Él estaba recostado en la cama y me miro con asombro. Yo no sabia que hacer, así que atine a decirle
- quiero que me sientas por dentro, ¿no queres...? se que te gustaría porque a mi también me gustaría, lo necesito... te necesito
Antes de que el dijese algo yo ya me había acercado a la cama y estaba apretando su pene por sobre el pantalón de dormir. Lentamente desabroché los botones y lo saque fuera para verlo de cerca, bastó solo un par de caricias para que se pusiera duro. Ahora era más grande por supuesto, más lindo y varonil. Tenia muchas ganas de chuparlo como la primera vez, vi la cara de mi hijo y este no hizo ninguna seña. Pensé que era por lo precipitada que fuí, pero como no se resistía seguí con el encantamiento. Miré su mástil y le di un beso en el pajarito, luego otro, luego otro, pasé mi lengua por su alrededor haciendo círculos. Me retire un poco y empecé a masturbarlo, mientras lo miraba a la cara y me mordía suavemente los labios.
- ¿queres que me la trague toda ahora? decime que queres porque lo voy a hacer de todas formas
El seguía sin responder, pero a mí me daba igual, le iba a chupar el pene que tantas noches me hizo desvelar. Me la metí en la boca de un solo saque y lo empecé a chupar con muchas ganas, como si fuera la primera vez. Con mi mano libre le acariciaba los huevos sin dejar de lamer ese hermoso falo que tenía. Sin previo avisto me eche sobre sus caderas, con las piernas abiertas y flexionadas, el no se dió cuenta pero yo ya había corrido a un lado la pantaleta para dejar libre mi chocha. Tome su verga por la base sintiendo que yo misma temblaba de la emoción, allí, en medio de la oscuridad y en el momento en que iba a meterlo por mi agujero, un repentino miedo me detuvo. No estoy del todo segura que fue pero les aseguro que me hizo sentir muy mal, quizás fue remordimiento o un ataque de moralidad. Sabía que no podía seguir así, me dispuse a terminar con la situación e irme con mucha pena pero sin gloria. En eso estaba cuando siento que el pene de Javier se desliza suavemente dentro de mí. Por quedarme sumisa en mis pensamientos no me di cuenta que las manos de mi hijo se posaron de mis piernas y atrajeron mi vagina a su gran pene, duro pero suave, caliente pero relajante y muy, muy placentero.
- mmmmmmmmmmm - fue lo único que salió de mis labios entrecerrados.
En ese momento volví a ser yo misma, deseosa de tener sexo con él, de llenarme de su jugo del amor y de hacerle vivir un momento inolvidable para ambos. así fue que deje todo pudor detrás y lo empecé a montar con mucha fuerza mientras gritaba de placer y alegría
- si si si!! así, cógeme bien, goza como nunca, disfruta... disfruta como yo... que hermoso que es, es divino, sos divino...
Yo me sentía llorar por el enorme placer que me causaba su penetración. En cambio Javier solo cerraba los ojos y contenía la respiración como tratando de aguantar un poco más, con cierto miedo por mi actitud desenfrenada. Con cierto esfuerzo me quite la remera que traía por sobre las tetas para que Javier me las chupara, pero él seguía duro como una piedra. Yo tampoco tuve mucho aguante y a los pocos minutos me vino un orgasmo rápido, pero fuerte como ninguno.
- aahhhh ahhhhhh ya me esta saliendo, que rico orgasmooooo, así, quédate quieto que yo me muevo... arriba tuyo, dámelo todo, vamos!!!! - le dije fuera de mí
Sentí que la vagina se me apretaba mas de la cuenta, tuve que quedarme quieta y no respirar por un segundo para poder librar el gran orgasmo que me estaba dominando, luego exploté en el grito mas fuerte que dí en toda mi vida, aferrando mis brazos con mucha fuerza al cuerpo de Javier. Después de esto comencé a montarlo de nuevo, pero esta vez más despacio, sin saber si él había acabado o no todavía, lo miré y le pregunté
- ¿me tiraste tu leche adentro?
- no - me dijo - pero... no falta mucho
No quería que acabase dentro de mí, podía quedar embarazada y eso no podía permitirlo de ninguna manera. Velozmente me levante, dejando fuera de mí su pene todavía erguido y duro como madera, lo tome del glande y apuntándolo a mi vagina empecé a masturbarlo frenéticamente para que tenga un lindo y duradero orgasmo.
- ahora si... si!!!, si!!!!, dame tu leche, no aguantes maaaaas!!!, sacala toda, vacíate a gusto, no la desperdiciesssssss - le dije casi gritando con furia.
Su semen salió con mucho poder y choco contra mi vagina mojada y muy roja. Los dos respiramos fuerte y temblamos por el fuerte orgasmo habíamos tenido. De repente todo fue silencio, tan largo como la noche misma. Ninguno de los podía ver al otro a los ojos, parecía algo malo, algo prohibido. Me levante de su cama y me acomode la bombacha mientras el se subía el pantalón. Atreviéndome a verlo sin estar segura de porque, le sonreí levemente esperando alguna respuesta, cualquiera. El también me sonrió pero luego dejo de hacerlo, dándome a entender que estaba tan incomodo como yo en ese mismo instante. Entonces, de la misma forma que llegue, me fui de allí sabiendo que ese encuentro no se volvería a repetir nunca más. Así fue, hasta ahora ninguno de los dos volvimos a mostrar señas de querer hacerlo de nuevo y no creo que lo hagamos mas adelante, sabemos que no podemos dar más de lo que ya dimos y con eso nos basta.
Por Heraldo
No hay comentarios:
Publicar un comentario