Quiero escribir esto para desahogar un poco varios sentimientos encontrados. Llámenme Sebastián de 33 años, soy ingeniero industrial y trabajo para una compañía internacional que tiene sede aquí en éste país.
Actualmente estoy soltero, mido 1.80 mt y no soy mal parecido, además hago frecuentemente deporte. Tengo un medio hermano con el cual me llevo bastante bien, el tiene 38 años y tiene dos hijas en ese entonces, Karina de 15 y Johana de 13. Este relato es como me enrede con mi sobrina Karina, ella es una preciosidad de adolescente, su cuerpecito es delgado, pequeños senos aún y dos largas piernas, su traserito es compacto y paradito, que muestra que no es necesario ser voluminoso para que sea atractivo. Ella siempre me ha demostrado mucho afecto, a veces más de lo normal.
Durante la navidad pasada, en la cual yo la pasé con mi hermano, entre la nostalgia de la medianoche, nos dimos un besito escondido con Karina, ella quiso que siguiéramos haciéndolo, pero yo la detuve y le dije que éramos parientes cercanos y que no estaba bien. Y así se dieron otras cosas, ella solía llamarme a mi móvil frecuentemente, y salíamos al cine, a veces solos y a veces con su hermana Johana, cuando íbamos solos ella tomaba mi mano y me decía que así parecíamos novios. En fin sus atenciones y directas eran varias, y en mi caso, para mi Karina era una linda chica, cualquiera quisiera tenerla, pero yo trataba de aguantarme las ganas, pero por fin se dio todo.
Esos días yo estaba alojado con mi hermano, de hecho hasta habitación tengo en su casa, ya que los frecuento mucho. Me había tomado algunas cervezas con mis amigos y cuando entré a la casa (tengo llave) encontré a Karina viendo tv en el living, era época de calor, así que tenía unos pantaloncillos y un top, la saludé y me senté con ella, en eso ella cariñosamente se recostó en mis piernas, acaricie la piel de sus brazos, de sus hombros y de su espalda, era sumamente tersa y suave, no se si fueron las cervezas, pero me fui excitando sin razón. La tomé del rostro y me acerqué para darle un beso en la boca, ella al inicio pareció sorprendida, pero en un segundo me jaló de la cabeza y nuevamente nos besamos, ahora con más duración y usando la lengua.
En eso oímos que abrían una puerta, rápidamente separamos nuestras bocas, era su papá, mi hermano, -Oye Karina, ya acuéstate, mañana vas al colegio!-, Karina se puso de pie y no sé como, pero le dije con voz baja –te espero en mi habitación, para seguir con lo que teníamos!- ella me vio y se sonrió y salió hacia su habitación, yo me fui a la mía.
Pasaron 20 minutos y nada, pasaron otros 10 minutos y la puerta de mi habitación se fue abriendo, allí estaba ella, sola para mi, se descalzó y se subió a la cama y sin decir ninguna palabra empezamos a besarnos apasionadamente, mi lengua y su lengua se entrelazaban en nuestras bocas, pronto mis manos palpaban sus pequeños senos juveniles, luego le corrí su top para palparlos piel a piel con mis manos. Luego mi boca buscó sus pezones que se erectaron al solo contacto de mi lengua con ellos. La pequeña Karina comenzó a gemir cada vez que le apretaba los senos con la boca.
Deslicé una mano dentro de su braguita, acaricie su chochito casi sin vellos púbicos, los gemidos de Karina inundaron la habitación, se notaba por mucho que la estaba pasando muy bien, yo en lo personal estaba descontrolado, quería hacerle de todo, mamarla, tocarla, chuparla, estaba como loco. Dejé de mamarle sus senos solo para quitarle toda la ropa, ella no opuso ninguna resistencia, es más ella ayudó, me abrió las piernas como invitándome a comerle su chuchita, comencé a comerle abundantemente el coñito tierno y meterle la lengua entre sus pequeños labios vaginales, ella instantáneamente me tomó de los cabellos y me lo jaló como queriendo desprendérmelo, ella estaba excitadísima y yo seguí lamiendo su pepa que segregaba sus flujos vaginales en abundancia.
Yo no aguanté y me subí sobre ella, me bajé los pantalones hasta la rodilla y colocándome entre sus muslos puse mi verga en la entrada de su chochito, ella intuyó lo que vendría y me pidió que lo hiciera despacio, que ella era aún niña, fui penetrándola lentamente, a pesar de eso ella gritó cuando se rasgó su himen, yo seguí adelante, no era hora de parar, seguí hundiéndole mi verga en su rajita, ella al sentirme adentro me clavó sus uñitas en la espalda, me dolió, pero esa mezcla de placer, excitación y dolor es increíblemente rica. La seguí taladrando con un lento mete-saca, ella exclamó de dolor nuevamente, poco a poco mi verga iba desapareciendo en su delgado cuerpo, yo me detenía con las manos sobre la cama para no darle todo mi peso, solo lo necesario para irla clavando despacio.
Un par de minutos más tarde, me dejé ir encima para clavarle lo último en su rajita estrecha, la cual me apretaba todo el tronco de la verga, el placer para mi era inmenso, yo era un hombre que acostumbraba a ligar mujeres no delgadas y con piernas llenitas y mucha carne, Karina era delgada con poca carne y se enganchaba bien a mi cuerpo, yo la empecé a clavar profundamente, ella gemía y seguía arañándome la espalda, pronto sentí que llegó a su segundo orgasmo, el primero me lo había regalado en la boca cuando le hice sexo oral.
Luego de follarla en la clásica posición, me desprendí de ella, al parecer ya no había dolor en su chuchita y le pedí que se subiera sobre mi, ella entendió bien y se subió sobre mi verga y le ayudé a ponerla en la entrada de su rajita que tenía muy coloradita, haciendo un poco de muecas de dolor Karina se sentó sobre mi verga erecta y se la metió hasta la mitad, el otro resto se lo metió moviéndose arriba y abajo, luego todo fue gozarla tanto ella como yo, ella se movió encima de mi como una experta, en pocos minutos ella llegó a otro clímax y me hizo llegar a mi también, apenas pude sacar mi verga de su chuchita y todo mi semen cayó en las sabanas de la cama. Fue delicioso!!
Lejos de darme pena por haberme cogido a la hija mayor de mi hermano, los días siguientes siguió nuestro idilio, le pedía permiso a mi hermano para llevarla al cine o al centro comercial y me la llevaba a esos moteles que sirven para tener sexo, allí la clavaba a placer en distintas posiciones, Karina estaba dispuesta a todo y le gustaba lo que yo le hacía en la cama. No tardé en reclamar también la virginidad de su culito. Estaba yo embelesado por esta pequeña criatura, me ponía loco su compacto culito, sus largas piernas y su inocencia.
Seguimos aún juntos, el relato es de hace dos años. Quien dice que el amor entre parientes no funciona.
Anónimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario