Nací y viví asta los 25 años en una casa de labranza en unas montañas al norte de España, ya de muy niña algunas veces había visto apareamientos de animales, ya que en casa había animales, me encantaba cuando se apareaba el caballo con las yeguas, así que de corta edad creo que 11 o 12 años me manoseaba la vagina, a veces en exceso.
En casa éramos, mi abuelo mi abuela mi madre y yo, mi padre falleció cuando yo tenía 3 años, mi madre era una mujer típica de las montañas, fuerte y con anchas caderas, casi siempre andaba con un vestido oscuro de abotonar por delante, y utilizaba mucho unas botas de goma bajas, en ocasiones con el ajetreo del trabajo se le veía asta las bragas, pero ella era así, no le importaba que su suegro , mi abuelo estuviera delante.
Decían que yo era igual que mi madre, con 11 años era una niña muy desarrollada, tenia un cuerpo de chica y un ancho culo.
Con 12 años empecé a darme cuenta de muchas cosas, mi madre llevaba 9 años viuda, y una noche desperté no se porque y escuche unos gemidos de placer, muy suave me levante y salí al pasillo, los gemidos venia de la habitación de mi madre, por miedo a ser descubierta me metí de nuevo en mi cama sin hacer el mínimo ruido.
Una mañana el abuelo dijo que bajaría una yegua para que el caballo la cubriera, así que a la tarde estaban mi madre aguantando la yegua y mi abuelo con el caballo, en la operación de monta a mi madre se le veía asta la barriga, los botones se le habían roto o desabrochado, pero ni se inmuto, una vez terminado mi madre dirigió la yegua a una corraliza, y el abuelo llevo al caballo a su cuadra, al rato veo como el abuelo se dirige a la corraliza donde entro mi madre y tardaron un buen rato en salir, mi madre salía con la cara colorada como un tomate.
Pasó un tiempo, y alguna noche sentí gemir a mi madre, y de nuevo se dio la situación de otra yegua con el caballo, yo antes de que terminaran me metí en la corraliza de la yegua y me subí encima de un montón de paja y esperé, entro mi madre con la yeguaza amarró en su sitio y se puso a mirar por la ventana de la cuadra, estuvo un rato, y se metió en un rincón frente al pesebre, cuando entró mi abuelo y se dirigió donde estaba mi madre, esta se puso agachada apoyando sus manos en el pesebre, el abuelo se puso detrás y estuvieron follando como locos, mi madre chillaba como una loca, yo sin moverme aguante a que terminaran, y pensaba que mis sospechas se habían confirmado.
Una noche después de cenar, la abuela dijo:
- Yo me voy para la cama.
Y mi madre me dijo:
- Hala Laura, tu también acuéstate.
Me dirigí a mi habitación, y después de un rato sentí a mi madre entrar en la suya, un poco mas tarde paso por el pasillo el abuelo y sentí cerrarse una puerta, muy suave me levante y salí al pasillo, acercándome a la puerta de mi madre podía perfectamente oírla follar con el abuelo, una vez en mi habitación sentí abrirse una puerta y al rato sentí a mi abuelo hablar con mi abuela, de nuevo salí a escuchar y los sentía decir:
- Que tal.
-Bien, es como una yegua.
-Es joven, y necesita follar.
-Pues no le faltara.
Mi abuela se reía, y dijo:
- Pues dale que no se termina.
- Tu ves como se esta poniendo la cría.
- Es muy joven, tiene 12 años.
- Pues tiene un culo de agárrate.
Seguí escuchando y luego me fui a mi habitación, casi no dormí en toda la noche, pensando en aquello, me acaricie la vagina asta cansarme, y mi cabeza dio mil vueltas.
Los días siguiente no hacia más que pensar en aquello, y dándole vueltas para ver como me acercaba al abuelo.
Una mañana el abuelo iba con el tractor a llevar comida a las yeguas, a una finca que estaba a media hora de camino en la montaña, y le dije:
- Abuelo, puedo ir contigo.
- Si, porque no.
- Me dejas conducir.
- Bueno.
Ya el tractor cargado me senté en las piernas del abuelo y manejando yo el volante nos pusimos en marcha, cuando arrancamos pude observar como la abuela y mi madre sonreían, yo tenía mi oportunidad, con solo las bragas y un fino vestido, me acomodé para sentir al abuelo, cosa que no tardo mucho, pude notar aquel bulto en mi culo, el abuelo me llevaba cogida por la cintura y desde luego bien cogida, me apretaba de lo lindo, yo muy picara para mi edad le dije:
- Aguántame bien que no me caiga.
-No te preocupes.
Todo el camino fui sintiendo el pene del abuelo, y sus apretones, al ir y a la vuelta.
El sábado, la abuela y mi madre se fueron para la cama, y el abuelo se quedó a ver el partido, yo me quede con él, después de un rato me dice, señalando sus piernas:
-Ven siéntate aquí.
Ni lo pensé, me senté en sus piernas levantando el vestido, de modo que solo había entre su pantalón y mi culo mis bragas, enseguida empecé a sentir su pene, yo me movía para acomodarme, podía sentir como se aceleraba su respiración y me dijo al oído:
- Ya eres una moza.
- De verdad.
-Si, pero las mozas tienen que guardar secretos.
- Que secretos.
- Tú serias capaz de guardar secretos.
- Si, un secreto nunca saldrá me mi.
Yo seguía moviendo mi culo, el abuelo acariciaba mis muslos, estaba en la gloria, le dije al abuelo:
- Voy a mear, ahora vengo.
Fui al baño y después de mear me quité las bragas y volví a donde el abuelo sentándome sobre él de nuevo, pude sentir como el abuelo metía su mano y abría la bragueta y sacaba aquel pene duro como una piedra y lo acomodaba entre mis muslos, yo estaba perdiendo el sentido, me acariciaba la vagina, y note como pasaba su pene por ella, sentía la cabeza de su pene en mi vagina, yo intenté calcar para que entrara, pero el no me dejo:
-Tranquila, esto se hace despacio.
Varias veces ocurrió esto, incluso alguna vez al llevar comida a las yeguas nos dábamos el lotazo, un día después de vaciar el tractor nos echamos y empezamos a magrearnos, el abuelo muy suave puso su pene en mi vagina y metió la cabeza:
-Aprieta abuelo.
-Tranquila, despacio.
El abuelo empezó a meter su pene, no se si era dolor o placer, pero aguante como una loba, me caían lagrimas pero aguanté, esa primera vez no fue muy agradable, pero después de una cuantas veces, con 13 años follaba con el abuelo casi a diario, mi abuela y madre lo sabían.
Desde los 13 años a los 25 que me case con un chico de la ciudad, folle como una loca con mi abuelo. Cuando cumplí 19 años quede embarazada de mi abuelo y a los 23 volvi a quedar. Las dos fueron niñas.
Anónimo
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