Capitulo 1
La conocía desde que su familia se mudo a pocas puertas de mi casa, hace unos cinco años. A pesar de sus 14 años, sus formas revelaban a una futura mujer realmente hermosa. Delgadita, pero con una formas redondeadas, donde destacaban sus noveles pechos, pequeños pero duros e imponentes, una colita encantadoramente respingona y una piernas largas, pero que parecían haber sido torneadas a mano. La cara bella, ojos grandes claros, una boca deliciosamente carnosa y pequeña y una abundante cabellera negra ensortijada y una sonrisa subyugante de niña-mujer. Se llama Diana y lo más cautivante en ella es sin duda lo modosita y delicada que es, tanto al hablar, como al caminar y en general en todos y cada uno de sus gestos.
Marian mi mujer y yo nos hicimos rápidamente amigos de los padres de Diana: Lucio y Norma, una pareja de 42 años, amigables y abiertos. Esto determinó que a un tiempo de conocernos las reuniones en una u otra casa fueran usuales y normales y tanto Diana como sus hermanos menores Lucio Jr. y Danitza nos llamaran a mi mujer y a mí como tíos. Desde que la conocí sentí una preferente atención y simpatía por Diana y ella lo percibía. Frecuentemente me consultaba sobre las tareas de colegio y cosas de interés y cultura general y yo me explayaba al explicarle todo y ayudarla a hacer sus tareas. Esto ha seguido, ahora que Diana tiene 19 años y está en la Universidad. Frecuentemente comentamos ya no solo de sus tareas, sino de sus experiencias personales. Percibía que las conversaciones personales Diana las reserva para los momentos en que estamos solos.
Todo iba así, en una perfecta relación de tío-sobrina, con mucha simpatía hacia ella pero nada más. Sin embargo, hace casi dos meses, la encontré casualmente en el Jockey Plaza Shopping Center. Yo salía de un Restaurant ubicado en ese mall, cuando de pronto sentí que alguien llamaba "tío, tío....", voltee y la vi que venía corriendo hacia mí. Me detuve y la abracé a modo de saludo y nos besamos como siempre en la mejilla, aunque sentí los labios de mi deliciosa "sobrina" muy cerca de la comisura de mis labios. Le pregunté que hacía allí y me dijo que había ido con una amigas a pasear, pero que ya se había aburrido y estaba despidiéndose de sus amigas, cuando me había visto pasar y había pensado que si iba de regreso a casa yo podía darle un "aventón"- Yo le dije, que efectivamente iba a casa y que encantado de llevarla.
Mientras caminábamos rumbo al estacionamiento Diana se colgó de mi brazo y empezamos a hablar de cosas intrascendentes. La joven iba vestida con una botas de gamuza beige hasta el inicio de sus rodillas, con una mini del mismo color que dejaba apreciar sus hermosas piernas y su respingona colita, un top de lycra del mismo color con cuello alto y mangas largas se ajustaba delicadamente a sus pechos que saltaban discretamente con cada paso de la chica y una casaca de lana color negro que combinaba perfectamente con el color beige de las botas, minifalda y top. La faldita estaba adornada con una ancha correa de cuero mate negro. El cabello ensortijado y alborotadamente ordenado con un brillo natural delicioso, le daba un aire más juvenil y sexy. El rostro con un ligero toque de maquillaje realzando los grandes ojos pardos que hacían un espectacular juego con el color de su ropa y los labios discretamente resaltados. Al pasar con semejante chica colgada de mi brazo, los hombres volteaban a admirar a ese portento de belleza.
Llegamos al auto y yo galantemente abrí primero la puerta del copiloto para que mi sobrina entrara. Al hacerlo me sentí impactado con la exhibición de esas lindas piernas, los muslos firmes y el delicioso triangulo del calzoncito color carne que aunque sea por breves segundos mi acompañante me mostró. Disimulé mi turbación cerrando la puerta y dirigiéndome lentamente a la puerta del piloto, pero mi sexo empezaba a despertar con semejante panorama. Entré al auto y nos pusimos en movimiento. Hablando de trivialidades nos dirigimos a la vía expresa de la Av. Javier Prado con dirección a la zona antigua de San Isidro donde vivimos. A la altura de la Av. Aviación de San Borja, Diana me sorprende diciendo:
- Tío, antes de llegar a casa, podríamos ir al Centro Comercial Chacarilla? Debo recoger un encargo de mi mamá.. pero no te preocupes.. si no puedes. Me bajo acá en la Av. Aviación y tomo un taxi.- mientras decía eso, ladeo su cuerpo y me volvió a dar una exhibición de sus deseables muslos que empezó nuevamente a exacerbar mi sexo.....la chica estaba para comérsela allí mismo.
- Que ocurrencia Dianita, claro que puedo llevarte hasta allá. No tengo nada que hacer y de paso me paseo un poco con una chica tan linda como tu.- le dije
- Te lo agradezco tío... pero no digas eso, yo me siento muy halagada de ir en este carrazo contigo y de lucirme colgada de tu brazo.... Imagínate, tu eres un hombre guapo, conocido... de dinero.... que ha escrito varios libros y que siempre te entrevistan el la Tele. La que se va a "jamonear" (alardear) soy yo.- contestó sonriente.-
- Dianita... no me tomes el pelo... puedo ser tu padre... hasta tu abuelo.... bueno un abuelo precoz... pero una chica tan linda y preciosa como tu debe tener miles de moscones rondando. ¿Dime cómo va tu corazoncito?.
- Bueno, tu sabes muchas cosas mías. Enamorado no tengo y me va bien así... solo que... .- dejó en suspenso eso y preferí no ahondar el tema...
Enfilé el auto por la Av. Aviación y enrumbé al Centro Comercial Chacarilla. Aunque aparentaba tranquilidad, mis ojos no cesaban de admirar las piernas de Dianita y a toda ella. Lástima, pensé.- que no pudiera darme un lancecito con esta hermosa muchacha.....
Llegamos a nuestro destino e ingresé al estacionamiento y parqueamos el auto en el tercer nivel. Me apee y di la vuelta para abrir la puerta a mi sobrinita y de nuevo... sus hermosas piernas y sus muslos en veloz exhibición que me ponía realmente cachondo. Dianita dejó sus libros en el auto y colgándose la cartera en el hombro nos encaminamos hacia el ascensor. Lamentablemente ese día el aparato estaba en mantenimiento de modo que tuvimos que usar las escaleras para bajar dos pisos pues el local donde íbamos estaba en el mezanine. Las escaleras eran irregulares así que para que la chica bajara con comodidad le di mi mano para que se apoyarla y sentí tan cálida esa delicada manita que nuevamente mi sexo empezó a moverse ansioso. Llegamos al piso indicado y lo que había sido una mano de apoyo se convirtió en una mano amigable, es decir, que de manera natural entrelacé mis dedos con los de la muchacha y ella lo aceptó de una manera tan natural y espontánea que en ese momento yo no sabía que decir. Así, cogidos de la mano, avanzamos por los pasadizos del centro comercial hasta llegar a la tienda que, para congoja de mi joven acompañante estaba cerrada, con un cartelito que decía que la dependienta regresaría en una hora. Ante el fastidio de la chica le propuse esperar y mientras dábamos una vuelta por el mall
- De veras tío, perderías una hora esperando a que regrese la encargada? Preguntó incrédula.
- Dianita, no sería ninguna pérdida de tiempo si estoy acompañado de una personita tan linda y simpática como tu.- respondí galante.- Pero, en serio, no tengo nada que hacer de urgencia, de modo que podemos pasear por la galería, de pronto tomar un café y luego regresamos ¿ Te parece?
. Uy que galante eres... por mí, encantada. Pero antes deja que llame a mi mami para decirle que demoraré.- mientras decía eso marcó el numero de su casa en el teléfono celular y al instante se comunicó con Norma y rápidamente le informó lo que pasaba y que demoraría entre una o dos horas, sin embargo se cuidó de no revelarle a su madre que yo estaba con ella.
Terminada la conversación con una coqueta sonrisa me dijo:
Lista para tu invitación
Y tomados de la mano en la forma más natural y desenfadada empezamos a pasear por la exclusiva galería comercial. Al pasar por una boutique, le llamó la atención un conjunto playero que se exhibía en vitrina y entusiasmada me hizo entrar con ella a la tienda, donde pidió a la vendedora que le mostrara el producto, que revisó detenidamente. Era un bikini amarillo intenso de muy buena confección que lucido por mi bella acompañante causaría más de un infarto a quien la viera. El conjunto se completaba con un pareo de tonos predominantemente amarillos y chispas azules. Me quedé paralizado cuando Dianita le preguntó a la dependienta si se lo podía probar recibiendo como respuesta una entusiasta afirmación de quien veía una venta segura.
Dianita pasó al probador y yo, un poco incómodo quedé en la tienda, mirando las curiosidades que esta clase de locales exhiben al público. De pronto, la dependienta aparece nuevamente y me dice:
- Señor, la señorita me pide que por favor usted se acerque al probador para que vea como le queda el bikini.- dijo seria la dependienta
Le agradecí y me dirigí al cubículo donde mi hermosa sobrina se probaba el traje de baño y me sorprendí. Vaya que me sorprendí. Era una belleza no solo espectacular sino despampanante la que tenía frente a mí. El bikini se adhería a su divino cuerpo, como una segunda piel. Los senos se levantaban retadores, resistiendo a la gravedad, el cuello grácil, el abdomen plano sin una pizca de grasa, un monte de Venus abultado y delicioso... se notaba que el coñito lo tenía depilado prolijamente, quizás a la cera porque no se apreciaba señas de pilosidad pélvica... las piernas de antología largas, torneadas y regiamente formadas y unos pies de ensueño. Su alborotada melena enmarcaba la carita de niña-mujer y de manera inocente y al mismo tiempo pícara me dice:
- Tío, que tal me veo?.- preguntó ansiosa, mientras me enseñaba la prenda dando un giro sobre si misma de modo que la pudiera apreciar por todos los ángulos.-
Casi se me sale el corazón cuando al darse vuelta aprecio su respingona colita.. que quebradita era la nena... las nalgas duras, firmes, pidiendo ser tocadas.... las piernas desde ese ángulo eran de ensueño.... sus hombros tan delicados y los brazos moviéndolos mientras daba la vuelta como una mariposa realmente me impresionaron....estaba no solo rica....estaba riquísima.
- Te ves preciosa Dianita.- dije casi sin respiración.- te juro que no había visto una criatura tan linda como tu en mi vida... eres una aparición digna de ser pintada por un genio de la pintura.....- apuntalé emocionado.
- Tiíto no exageres... cuantas veces me has visto en ropa de baño. En la playa, en el Club... no es para tanto.- repuso risueña
- Es cierto... pero eso fue el año pasado. Recuerda que de un año a otro las jovencitas lindas como tu se ponen más hermosas. En tu caso año a año te pones más linda.
- Tío, de verdad que eres super galante. Me encanta que me veas así y que me digas esas cosas tan lindas.- continuó risueña.- Bueno, me voy a llevar este conjunto, ya me decidí.-
Lamentablemente había llegado el momento que debía retirarme y volví muy a pesar mío a la tienda. Antes de salir pude ver que sobre un banquito del probador, Dianita había dejado su faldita y sobre ella, como una flor su braguita color carne que de veras era super pequeñita. Esto contribuyó a calentarme más.
Al rato y mientras Dianita terminaba de arreglarse la dependienta salió y empezó a ordenar las prendas. De inmediato no se ocurrió mejor idea que comprarle yo ese conjunto a la chica y le entregué mi tarjeta de crédito dorada a la vendedora. Cuando Dianita salió yo acababa de firmar el voucher. Ella no se había percatado de ese detalle y extrajo de su billetera su propia tarjeta de crédito, que de hecho la obtenía y pagaba su padre. La dependienta le informó que yo ya había pagado la compra:
- Tío...no.. no puedo permitir que tu pagues. Yo tengo mi tarjeta de crédito y ya había planeado comprar algo así, pero ha dado la casualidad que justo ahora encuentre algo que buscaba.- no no puedo aceptarlo.
- Dianita .- respondí.- déjame que me de ese gusto. Obsequiarte algo que tu quieres y que te queda divino. Así cuando lo uses te acordarás de mí.- vamos, dame ese placer de obsequiarte algo.- dije suplicante.-
- Bueno, pero con una condición.: que yo te pueda regalar algo así... muy personal a ti. Si no aceptas yo tampoco acepto tu regalo. – dijo muy seria.-
- De acuerdo. Cuando encuentre algo que me guste te aviso y me lo compras ok?.- dije conciliatorio
Sonriendo, mi sobrinita aceptó el trato. La dependienta ya había colocado todo en esas exclusivas bolsas que usan las boutiques de marca y salimos de la tienda. Veía Dianita, tan sexy... tan deseable.. que tuve el impulso de sentir su cuerpo cerca al mío y me lance. Pase mi brazo por su espalda y la tomé de la cintura para seguir caminando. Dianita de manera muy natural hizo lo mismo y allí íbamos caminando juntitos como dos enamorados. Sentía su cuerpo suave, joven, turgente acercarse al mío. Sus suaves caderas chocaban con las mías y al igualar el paso su pierna izquierda se unía a mi pierna derecha. Mi sexo reaccionó de inmediato y se alzó a tope. Felizmente mientras esperaba a Dianita en la tienda, había acomodado mi sexo hacia arriba, de modo que mi actual erección no se notaba.
Le propuse entrar a uno de los restaurantes a tomar algo y aceptó. Pasábamos en ese momento por "Chulos" un local para público joven, en que los meseros y meseras (chicos bastante jóvenes) atraen a la clientela bailando todo tipo de ritmos, pero Dianita no quiso entrar pues lo consideró muy ruidoso, de modo que nos dirigimos al "Café-Café" que está al otro extremo. Camino a nuestro destino, en la plataforma central de la galería empezaba el show de la Orquesta de "Fallo Muñoz" un músico muy ingenioso que tiene una orquesta espectáculo con dos cantantes estupendas. La gente se empezaba a congregar para ver el espectáculo y nosotros también nos detuvimos. Ella retiró su brazo de mi cintura, pero yo mantuve el mío presionando ligeramente la deseable carne de mi sobrinita. Ella se movió ligeramente hacia la izquierda y su nalguita izquierda quedó prácticamente sobre mi sexo... sentía que se apoyaba en el... yo quedé paralizado...mudo.... sintiendo solo ese maravilloso contacto. Pero esa no era la única sorpresa que me tenía reservada esa maravillosa chica. La orquesta empezó a tocar una canción romántica y nuevamente un ligero movimiento de Dianita y su desable colita... suave...redondita estaba totalmente recostándose en mi paguete. Sentía que mi pene totalmente erecto se posaba exactamente en la línea divisoria de las dos deseables esferas y siguiendo el ritmo de la canción ella refregaba ese sensual culito en mi dilatada herramienta. Yo estaba en la gloria, pero sin perder la compostura miré disimuladamente a mi alrededor y todos estaban cautivados por la voz de la cantante que en ese momento cantaba "My Way" la canción que fue famosa en la voz de Frank Sinatra. Yo hundí mi cara en los cabellos de Dianita y los besé..... ella volteo brevemente la linda carita y muy quedo me dijo:
- Vayámonos de acá...por favor.- su voz era grave...sensual y al mirarla vi en sus ojos una ansiedad y brillo en su mirada que nunca antes había apreciado.
Accediendo al pedido salimos del grupo de gente y nos dirigimos a las escaleras. Yo la seguía cogiendo por la cintura pegando mi pierna a su pierna derecha. Sin hablar y en compañía de otras personas que usaban el mismo medio llegamos al piso en que estaba mi auto y soltándola abrí la puerta para que ella pasara. La sentada fue de muerte. La mini remangada más arriba del muslo y la visión del celebre calzoncito beige ahora más presente y claro. Con esa visión de las grandiosas piernas y pubis de mi sobrinita, cerré la puerta y dando la vuelta al coche entré en el vehículo. Tratando de aparentar tranquilidad y un aplomo que no sentía le recordé:
- Nos olvidamos de ir a la tienda a recoger el encargo de tu mamá..
- No quiero ir... .- dijo muy seria.- quiero me lleves a cualquier sitio...pero quiero que estemos a solas.- y estirando sus brazos enlazó mi cuello y me ofreció sus carnosos labios..
La bese dulcemente al principio y conforme mi lengua luchaba con la suya, el beso se volvió volcánico... apasionado y mis manos se posaron en esas portentosas piernas. Su piel tersa, suave, permitía que mis manos se deslizaran por esas deliciosas extremidades como una seda. Llegué hasta su entrepierna y acaricié tan escondido secreto por sobre la delicada tela del calzoncito que ya empezaba a humedecerse. Dianita abrió más sus hermosas extremidades para que mi mano se moviera a voluntad. Ella, cogió mi cara y con un hilo de voz susurró:
- Quiero que me hagas tuya... lo necesito....te amo tiíto-
- Si mi amor, iremos a un sitio discreto....
La solté y me acomodé en el asiento poniendo el auto en marcha y salí rápidamente del estacionamiento del mall. Mientras manejaba mi mano derecha seguía acariciando las piernas de la muchacha y ella es acurrucó junto a mí. Ninguno de los dos habló. Tomé la Av. San Luis y al llegar a la intersección con la Av. San Borja Sur y doblé a la izquierda. Allí estaba el Hotel Las Lomas, entré rápidamente al estacionamiento del sótano. Le pedí a la muchacha que me esperara 5 minutos y me encaminé a la recepción del hotel. Rápidamente me registré y obtuve una junior suite en el sexto piso. Con la llave volví al sótano e ingresé nuevamente al auto. Allí seguía Dianita, exhibiéndome sus hermosas piernas y ofreciéndome nuevamente los labios:
- Estás segura que quiere hacerlo?.-pregunté en voz baja.-
- Si....estoy segura.... .- y volvimos a besarnos
Abandonamos el auto y nos encaminamos al ascensor. Entramos al cubículo y mientras ascendíamos nos volvimos a besar. Su cuerpo se adhería al mío y sentía su pubis refregarse contra mi paquete. Su tetitas se hundían en mi pecho y sentía sus pezones parados y duros que hincaban mi tórax. Mis manos la recorrían toda sin cesar. Llegamos al sexto piso y entramos a la suite. Nada más cerrar la puerta y la pasión, el deseo.... el amor invadió la lujosa suite.
Apoyando mi espalda a la puerta, atraje a la muchacha hacia mí. El cuerpo de la joven se pegó al mío..sus brazos se elevaron y como un amoroso dogal se enlazaron a mi cuello. Que rico era besar a esta chica... sus labios carnosos se adherían a los míos dulcemente...amorosamente, su lengua suave y ardiente se enroscaba a la mía, su saliva cálida y dulzona savía delicioso. Mis manos recorrieron golosas ese cuerpo de ensueño, bajaron así hasta el borde de su minifalda y acariciaron sus hermosas piernas...subí hasta la cintura la breve faldita y acaricié las hermosas nalgas sobre el fino tejido del calzoncito de encajes. El pubis de mi amorosa sobrina se pegaba a mi sexo e imprimía un sensual movimiento de arriba abajo. No tengo idea del tiempo que estuvimos besándonos, acariciándonos y friccionando nuestros cuerpos, gimiendo y suspirando. Yo estaba en la gloria y al parecer Dianita también.
En un momento en que nuestros labios se despegaron, cargué su liviano cuerpo en mis brazos y caminé lentamente hacia la cama, mientras caminaba, nuevamente nos besamos, con más pasión. La deposité en el suelo junto al amplio lecho y sin dejar de besarla la despoje suavemente de su casaca, ella hizo lo propio con mi saco y mi corbata. Casi en cámara lenta le saqué el top de lycra .. Dianita no llevaba sujetador y sus tetitas erectas, con los pezones duros y mirando al cielo emergieron vibrantes. Mis manos acariciaron esas gloriosas esferas y mis labios empezaron a bajar por el grácil cuello hasta llegar a ese enhiesto busto y empecé a chupar alternativamente sus senos arrancando gemidos de placer de mi joven amante.
Conforme agasajaba con mis labios y mi lengua esos deliciosos pezones que parecían reventar, mis manos desabrocharon el cinturón de la minifalda y esta cayo suavemente al piso alfombrado de la suite. Dianita había quedado en calzón y botas, ya se imaginarán ustedes lo rica y deseable que se le veía. La senté en la cama y lentamente, mientras la besaba nuevamente en los labios y sentía que ella empezaba a desbotonar mi camisa, saque las graciosas botitas de la muchacha y aparecieron sus delicados y pequeños piecesitos, con las uñas delicadamente pintadas de rosa. Suavemente la acomodé en la cama. Era realmente una visión angelical ver a esta hermosa chica tendida en el blanco lecho, desnuda...solo cubierta por un pequeño calzoncito de encajes beige. Rápidamente me deshice de la camisa y del pantalón y quedé en slip y me acomodé junto a tan deliciosa hembra.
Volvimos a besarnos. Yo estaba subyugado con los besos de Dianita, dulces y al mismo tiempo apasionados... se entregaba en cada uno. Ahora sí a mis anchas empecé a acariciar este cuerpo de diosa. Igualmente mis labios se desplazaban de sus labios a sus pechos y empezaron a bajar lentamente por ese abdomen plano, terso, suave, mientras mis manos acariciaban sus pezones a punto de explotar, besé su sexo sobre la fína tela del calzoncito y seguí besando cada centímetro de sus portentosas piernas hasta llegar a sus hermosos piecesitos que chupe dedo a dedo, para luego ascender nuevamente hasta su entrepierna y lentamente empecé a bajar su húmedo calzoncito. Dianita elevó sus nalgas para sacar totalmente la diminuta prenda. Alí tenía frente a mí un coñito delicadamente
depilado conservando una breve pelusita castaña en la parte superior del pubis. Mis manos se concentraron en sus pechos mientras con mi cara la hacía abrir sus hermosas piernas y lentamente mis labios empezaron a degustar la deliciosa vagina de Dianita... mi adorable sobrinita.
Suavemente adentré mi lengua en la deseable gruta y mi lengua agasajó los labios mayores de la muchacha...seguí la senda y encontré un incipiente clítoris que al contacto con mis labios y mi lengua empezó a crecer. Aplicando toda mi sapiencia en estas lídes me concentré en ese apéndice femenino y con sumo cuidado mordisquee suavemente ese centro de placer y Dianita empezó a gemir y retorcerse... sentía que empezaba a sentir un primer orgasmo, el movimiento circular de sus caderas me anunciaba que una creciente ola de placer la empezaba a invadir lenta pero sostenidamente. Para mi real placer y obviamente para su íntimo placer, Dianita hizo descansar sus piernas en mis hombros y empezó a empujar su pubis hacia arriba...estaba en eso cuando sentí que sus manos se enredaron en mis cabellos y empujaba mi cabeza hacia su entrepierna. En ese momento mi lengua se empezó a adentrarse en su vagina, deleitándome con los flujos que esta hembra empezaba a soltar desde sus profundidades más íntimas. Los gemidos se hicieron más intensos y en el fragor de la lucha amorosa escuchaba la voz de Dianita:
- Así Tíito... así... que rico.... que rico... no pares, no pares... mas massssss.
Mis afanaes dándole placer a esta regia chica se redoblaron y sentí que un segundo orgasmo invadía a mi pareja...temblaba toda ella y sus piernas aprisionaban mi cuello cortándome la respiración... pero me mantuve en acción, la intensidad de su corrida empezó a amainar y mi boca empezó a ascender primero a su abdomen, luego a sus pechos que mantenían su dureza, a su gracioso cuello y finalmente a sus labios. Un beso intenso y profundo permitió que Dianita probara sus propios flujos, lo que al parecer le gustó, mientras mi pene empezaba a juguetear en la entrada de su gruta. Así lentamente y guiando mi ariete con la mano lo coloqué en el camino correcto. Las piernas de Dianita se abrieron para dar paso al invasor. El glande había ingresado... cuando de pronto detuve mi arremetida una barrera me impedía avanzar.... increíble, la muchacha era virgen y yo su tío la estaba a punto de desvirgarla:
- Dianita, mi amor...es tu primera vez...eres virgen.- dije asombrado.-
- Si.. es verdad.. soy virgen y sabes?.. desde siempre quise que mi primer hombre fueses tu... te amo tíito, hazme mujer... tu mujer.... siento esto desde la primera vez que te vi.
- Mi amor... tu siempre fuiste mi preferida... nunca creí que pudieras tener ese sentimiento hacia mí... yo también te quiero... te amo chiquita.- me invadía al decir esto una emoción y sentimiento nunca antes sentido..... a mis 45 años desvirgando a una hermosas joven de 19 años, que al mismo tiempo decía que me amaba.-
Mientras Dianita repetía un "Te amo... te amo..." con voz sensual..... yo reanudé mis caricias. Extraje mi sexo de la cueva y empecé a friccionar mi glande contra el clítoris de Dianita.... mientras mis manos no se cansaban de acariciar las portentosas piernas de la hermosa joven, acomodándolas para que se enlazaran a mi espalda de modo que facilitara la penetración. La hermosa muchacha empezó a mover sus caderas... se venía otro orgasmo ocasionado por la constante caricia de mi pene sobre su clítoris y sus flujos empezaron a mojar su lubricada vagina, entonces, poco a poco la empecé a penetrar hasta tocar la barrera de su virginidad y presionando poco a poco crucé la misma... un gemido se le escapó a mi joven amante y sus dientes mordieron mis labios, la miré y tenía los ojos cerrados. Yo seguí bombeando suavemente hasta sentir que mi pene había ingresado en toda su extensión en tan querida cueva, sintiendo lo ajustado que me calzaba. Quedé quieto, hasta sentir que la muchacha se relajaba... empecé entonces a moverme suavemente, imprimiendo un mete-saca lento pero sostenido, mientras besaba a Dianita y ella se entregaba totalmente al placer que le estaba prodigando.
El ritmo de mis acometidas empezó a subir y mi adorable mujercita empezó a mover sus caderas primero torpemente y luego con una destreza recién aprendida que le daba placer... ignoro el tiempo que estuvimos en este singular combate pero dos orgasmos de mi amante contribuyeron a exacerbar mis embates. Estaba a punto de darla cuando reparé que no podía hacerlo dentro de mi joven amante. Muy quedo hable a su oído y le advertí:
- Cariño... no puedo aguantar más... la voy a sacar.... debemos ser cuidadosos.
- No... no lo saques, vente dentro....no hay peligro... yo soy irregular en mis períodos y tomo una pastillas anticonceptivas para regularizar mis ciclos. Dala dentro... quiero sentirte...Te amo....
No esperé mejor invitación y con renovados bríos seguí montando a tan rica hembra y juntos ... a un mismo tiempo entre gemidos y frases de amor, llegamos a las más altas cumbres del placer. Mientras los flujos que expulsaba Dianita bañaban mi pene, yo empecé a depositar torrentes de leche en la suave vulva de tan hermosa muchacha...en ese momento mi mujer... si mi mujer en todo el sentido de la palabra.
Nos diluimos en un mar de placeres y sensaciones y laxados, felices, quedamos abrazados en el gran lecho de este hotel, testigo de la desvirgada de tan hermosa mujer. Un suave sopor nos envolvió a ambos.. nos metimos entre las sábanas y empezamos a disfrutar de esa cercanía tan deliciosa que se obtiene cuando has hecho el amor en la forma como acabábamos de practicarlo.
- Dianita... no sabes lo feliz que me has hecho. Esto es algo soñado pero jamás imaginado ni en los momentos más febriles de mi alocada mente.- Siempre quise tenerte así aun cuando mi conciente no dejaba aflorar ese pensamiento.....
- No.. tíito... tu me has hecho a mi no solo feliz... sino plena...saciada... me has hecho mujer... tu mujer, como siempre lo había soñado. Sabes? Hubo noches en que soñaba contigo que me tomabas, me acariciabas toda y me penetrabas y despertaba húmeda, con deseos de encontrarte y pedirte así descaradamente que me hicieras el amor... claro... luego una ducha fría me volvía a la realidad. Pero, esto que he sentido contigo, en esta cama... ha sido superior a todas las fantasías soñadas.... Te amo..y quisiera decirlo fuerte.. gritarlo.. TE AMO.
- Y yo a ti pequeña... como nunca pensé que volvería a amar.
En ese momento miré el reloj y comprobé que eran las 10 dela noche:
- Querida... son las 10 p.m., tu mamá, tu papá estarán preocupados por ti. Vas a tener problemas.- expresé preocupado.-
- No preocupes mi amor... mientras esperaba que te registraras en el hotel, llamé por mi celular a mi madre y le dije que a última hora, una amigas me habían invitado al cine al Jockey Plaza y que llegaría a eso de las 12 de la noche... así que tenemos aún 2 horas para nosotros... para que me hagas feliz.... para hacerte feliz.- aliviado, volví a besar a esta regia hembra y sentí nuevamente su cuerpo vibrar.-
Repito, besar a Dianita es la locura, se entrega a la caricia con una pasión y dedicación singulares. Recorría goloso todos los confines de su cuerpo y me las arreglé para colocarla sobre mi.. así mientras nos besábamos, su cuerpo sobre el mío originó que nuevamente mi sexo se alzara orgulloso, en busca de su natural funda de placer. Dianita ondulaba su cuerpo dejándose llevar por un cúmulo de sensaciones. En ese momento la muchacha era todo pasión. La joven abrió ligeramente sus piernas para dar paso a mi dilatado pene que se colocó exactamente en su entrepierna de manera que sin penetrarla la muchacha empezó a ajustar sus piernas y a masajear mi miembros de una manera rica y subyugante... luego lentamente acomodé sus piernas a los lados de mi cuerpo de modo que ella se sentara en este trono sexual, sintiendo que mi pene empezaba a penetrarla. Ella tuvo conciencia de poder manejar la penetración y rápidamente se erguía hasta dejar el dilatado glande en la entrada de su grieta y luego lentamente se sentaba ... yo sentía que mi sexo se adentraba hasta zonas jamás tocadas de mi pareja y así juntos empezamos a disfrutar de la colosal cópula.
Mis labios si no estaban adheridos a su boca, estaban chupando las hermosas tetas de Dianita. Mis manos se deslizaban lentas sobre todo el cuerpo de esta mujercita que me estaba dando tanto placer. Ambos, por un acuerdo tácito, nos movíamos lentamente para dilatar el hermoso momento de placer, amor y sexo que estábamos degustando. Así juntos... derrochando frases de encendido amor..suspiros y gemidos, nos deshicimos en un colosal orgasmo que duró una eternidad.... jamás había tenido en mi dilatada vida sentimental una corrida tan monumental como la que acababa de tener con mi hermosa sobrina.
Permanecimos así abrazados, sin ganas de separarnos......¿qué tiempo estuvimos así? Lo ignoro. Solo sé que fue un momento mágico... irrepetible, sublime....
- Mi amor..... son las 12 de la noche.... no quiero que tengas problemas en tu casa.- dije quedo a mi adorable mujercita.-
- No no quiero... quiero quedarme toda la vida así.... .- respondió con un mohín de niña engreída y con vocecita de nena.-
- Que más no quisiera yo mi amor. Quedarnos así toda la vida. Te imaginas, un año después entraría la gente de este hotel y dirían "... se amaron hasta la muerte".- dije divertido.-
- Te imaginas lo que pasaría... seguro nos hacían un monumento.- comentó risueña.- Pero, si, tienes razón... es mejor que nos vayamos sino voy a tener un lío en casa. Pero... prométeme que no será esta la única vez.. yo te amo tíito, quiero ser tu mujer.. solo tuya. No me importa nada, solo sentir que me quieres y sentir que te hago feliz,- precisó muy seria.
- No puedes dudar de eso mi amor. Te amo... estoy loco por ti. Lo que venga más adelante ya veremos como lo tratamos... ahora solo quiero pensar en lo feliz que me has hecho y lo feliz que quiero hacerte.- dije con convicción.-
Entre caricias, besos y muestras de rendido amor... nos duchamos y luego nos vestimos para regresar a la realidad. Mientras llevaba a mi recién descubierto amor al paradero de taxis que está en la clínica San Borja, iba acariciando las hermosas piernas de mi amada mujercita... estas parecía tener un imán que atraían de inmediato y con fuerza mis manos. Dianita dándome un apasionado beso, se despidió y subió al taxi que la llevaría a su casa. Yo quedé contemplando el auto que se alejaba creyendo no despertar aún de un sueño hecho realidad. Mi cerebro trabajaba aceleradamente para imaginar lo que sería mi relación con esta preciosidad de sobrina que tengo....
Capitulo 2
Llegué a mi casa y lentamente subí a mis habitaciones. Marian mi mujer estaba profundamente dormida, de modo que sin hacer ruido llevé mi pijama al baño y allí me di un duchazo con agua super caliente. Mientras enjabonaba mi cuerpo, volvía a sentir una creciente erección de solo pensar que hacía una horas, había hecho el amor con Dianita mi cariñosa sobrina y la había desvirgado en una habitación de hotel. No solo había sido hermoso, sino que la ofrenda que me había hecho mi sobrina no tenía precio. Había reservado su virginidad para mi. Increíble.
El problema que tenía ante mi era tremendo. Yo quería seguir disfrutando de Dianita, lo que había pasado horas antes era solo un aperitivo, pero anhelaba hacerle el amor a la hermosa joven hasta saciarme y dejarla saciada. Ella recién despertaba a las delicias del sexo y yo quería gozar totalmente ese despertar. Sin embargo tenía que atender a Marian mi mujer... que a instancias mías había tenido tres veces su baño de juventud con Pedrito, su protegido; debía atender y agasajar constantemente a Silvia, mi adorada secretaria, con quien llevo 10 años de relaciones y que desvirgué por ambos lados cuando tenía 17 años, dos años menos que Dianita, mi nueva conquista; finalmente tenía que cumplir regularmente con Virginia, la Mujer del Portero, que tanto placer me prodigaba y que cada encuentro con ella era siempre nuevo, como nuestra primera vez.
Con Marian, la cosa estaba controlada...solo había que incentivarla para que probara otra carne joven que la entusiasmara sexualmente. Lo único que cuando ella tiraba con su ocasional amante, al llegar a casa me pedía que yo le hiciera el amor para terminar de calmar sus ardores. Con Silvia, también podía controlarse el asunto, dado que ella está casada y sabe de todas mis correrías..somos iguales en cuanto al sexo y por eso hemos durado tanto tiempo. Pero Virginia si que es absorbente y me deja sumamente agotado. Estoy seguro que Dianita tras su debut sexual... le agarrará el gusto al asunto y empezará a pedirme más sesiones.
Mientras me secaba empecé a ordenar mis prioridades: lo primero sería hacer una cita con mis médicos de la clínica "Juvencia" para que mi tratamiento con la hormona del crecimiento se mantuviera en el mejor nivel. Gracias a este tratamiento, tengo una gran vitalidad y me mantengo muy bien. Creo que debido a ello, mi performance en la cama ha mejorado mucho y puedo darme el lujo a mi edad, tirar seguido. Luego, organizaría mi agenda para darle a todas mis mujeres la dedicación necesaria, pero sobre todo darle a Dianita la mejor atención posible.
Regresé a mi habitación y me metí a la cama. Al sentirme, Marian, como un acto reflejo, buscó mi cuerpo y arrimó su hermosa colita hacia mi. Como todas las noches, me puse de costado, detrás de mi mujercita y acomodé su colita delante de mi pubis...la camisa de dormir se había arremangado a su cintura y exhibía sus hermosas nalgas cubiertas brevemente por un delicado calzoncito blanco...igualmente, como todas las noches la abracé y hundí mi cara en sus perfumados cabellos, mientras mis manos acariciaban su cuevita dentro del calzoncito. Así quedé profundamente dormido.
Desperté, cuando Marian ya estaba vistiéndose con el uniforme de las voluntarias del hospital pediátrico. Era viernes y ese día le tocaba hacer su obra social. Le di los buenos días y ella me acercó su suave boca y nos besamos dulcemente. Ella estaba algo retrasada y mientras yo terminaba de estirarme se despidió de mí, recordándome que en la noche teníamos una reunión en casa de unos amigos. Nos despedimos con un nuevo beso.
El reloj marcaba las nueve de la mañana, cuando sonó mi teléfono celular. Era Dianita:
- Hola tiíto. Espero no haberte despertado. ¿Cómo estás?.- su voz era suave, delicada..modosita como toda ella.
- Hola Dianita.- respondí.- Yo estoy muy bien.... aún impactado grata y felizmente por lo de anoche. Me encantó.... te quiero mucho....- dije emocionado.-
- Y yo a ti tiíto. Cuando desperté me dolía todo el cuerpo... me sentía como al día siguiente de haber ido al gimnasio la primera vez... pero aparte de eso me siento de maravilla.. no se... me siento más mujer... plena. Me levanté temprano porque tenía clase a las 8 y acabo de terminar así que pensé en llamarte para decirte que te quiero y te extraño.
- Yo también mi chiquita. ¿qué te parece si paso por ti y aprovechamos este día?... quiero besarte... hacerte mía, ya no con los apuros de ayer sino calmada y lentamente.... ¿puedo pasar por ti ahora?
- Siiii. Yo también quiero verte. Ya te digo terminé mi clase y no tengo nada hasta las 7 de la noche en que tengo otra clase. De modo que tenemos todo el día para nosotros.- la niña sonaba entusiasmada.-
- Bien, entonces en 30 minutos te veo. Te parece si te recojo en el McDonald´s que está frente a tu Universidad?.- pregunté.-
- Perfecto. No te demores chaucito.-
Rápidamente me dirigí al baño a ducharme. El agua ligeramente fría me revivió. Me sequé y empecé a vestirme. Iba a ver a una deliciosa chiquilla, así que decidí vestirme casual, un jean negro de Versage y una remera del mismo color tipo camisa, me calcé con mocasines negros y me peiné prolijamente. Escogí para la ocasión un reloj Rolex de oro y acero y me perfumé con abundante Aramis Cologne. El espejo de devolvió una fugura de un hombre maduro pero interesante y salí al encuentro de Dianita.
Tomé mi 4 x 4 negra de lunas polarizadas y mientras enrumbaba por la Av. Javier Prado para llegar hasta la Universidad de Lima, llamé por el manos libres a mi oficina. La agradable voz de Silvia me saludó con un:
- Hola querido jefecito. Cómo va todo, bien?.-
- Hola mi amor... como está mi mujercita linda? .- respondí alegre.-
- Bien, muy bien. A que hora estarás por acá. Hoy es viernes y tienes un almuerzo en el Club Empresarial y luego una visita de la gente del Banco de Comercio que quieren hacer una presentación de nuevos productos.
- Mira mi amor. Hoy no voy a ir a la oficina. Tengo un par de asuntos personales que quiero resolver, de modo que excúsame con la gente del Club. En cuanto a los del Banco, sugiero que te expliquen el asunto a ti y al Gerente de Finanzas para que después me informen. De ir a la oficina lo haré después de las siete de la noche, esto si termino lo que me he propuesto hacer. Solo llámame si es muy urgente.
- Que penita que no vengas... tenía la esperanza que podríamos ir al depa.. pero no importa, me la debes para la próxima semana.- señaló risueña.- por lo demás no te preocupes. Que todo vaya bien.
- Mira preciosa. El martes nos escapamos. Quiero que me acompañes a ver unos terrenos al sur de Lima y todo el día será nuestro, ¿de acuerdo?.-
- Uhmmmm que rico va a ser ese día. Lo esperaré con ansias.-
Dicho lo anterior y luego de las consabidas frases de amor nos despedimos.
Estaba llegando al Ovalo El Monitor frente a la Universidad de Lima y rodee ese ovalo y allí la divisé. Dianita estaba de pie, junto a la puerta del McDonald´s. La chica estaba preciosa. Enfundada en unos jeans super ajustados que evidenciaban la perfección de sus formas, completaba su atuendo una blusa camisera blanca de mangas ¾ ... el ensortijado cabello estudiadamente alborotado y el bello rostro protegido por unos modernos anteojos oscuros. Llevaba varios libros en los brazos y la cartera colgaba el hombro derecho. Detuve el vehículo y Dianita con ese peculiar movimiento de su cuerpo al caminar, se acercó y subió ágilmente.
- Hola tiíto.- dijo mientras se quitaba los anteojos y los ponía sobre el cabello. Su linda carita se alegró con una amplia sonrisa mostrándome sus blancos y uniformes dientes enmarcados por esos labios sensuales y carnosos. Acercó su rostro al mío y nos dimos un casto beso en los labios.-
- Hola mi vida.-respondí.- que linda estás, pareces una chiquilla de quince años. Se te ve tan dulce y delicada....realmente se te ve deliciosa.- le dije zalamero
- Y bien... donde me vas a llevar ahora? .- Preguntó curiosa.-
- Quiero llevarte a un sitio donde podamos estar nosotros dos... solos.. quiero hacerte el amor hasta que quedes saciada... saturada de mi.- mi voz vibraba al decirle esas cosas a Dianita.- Qué te parece si vamos a "El Pueblo", es un resort espectacular y muy discreto.
- De acuerdo... con tal de estar contigo, llëvame donde quieras.- al decir esto volvió a ofrecerme sus ricos labios que yo degusté con placer.
Conversando animadamente, tomamos la Vía de Evitamiento hasta la autopista Ramiro Prialé al final de la cual, desembocamos en la Carretera Central, para tomar luego la desviación al lujoso Resort. Mientras nos desplazábamos llamé por el celular a la recepción de El Pueblo y reservé una suite a mi nombre. Cuando arribamos a nuestro destino, el trámite del registro fue rápido y sin mayores problemas fuimos conducidos por los atentos botones hasta la suite designada. Yo recordaba que hacía relativamente poco que había estado pasando una "linda luna de miel" con Virginia La Mujer del Portero ( leer esa serie en la sección hetero infidelidad). Ahora regresaba con Dianita mi hermosa y linda sobrinita que con sus 19 años se había convertido en mi nueva mujercita.
Entramos y la amplia suite estaba bellamente adornada con el consabido cesto de frutas de la estación y dos hermosos arreglos florales. Cuando se retiró el botones, la atraje hacia mí y junto al amplio lecho empezamos a besarnos. Mis manos recorrían golosas el cuerpo de mi joven amante. Mis manos rodaban por ese templo solo mío, palpando, tocando, oprimiendo sus portentosas nalgas, sus deliciosos pechos, sus largas y deseadas piernas. Ella se aferraba a mi, apretando su cuerpo al mío para sentir mi erección, casi desesperadamente, temiendo quizás no sentir mi sexo en toda su extensión. Así mientras los labios de Dianita se abrían más para succionar mi lengua e intercambiar nuestras salivas, nos fuimos desvistiendo mutuamente, mi remera y su polo quedaron en el suelo, así como el diminuto brasiere que al retirarlo desembalsaron sus delicados senos, con los pezones enhiestos y que empezaron a mirar al cielo cuando mi boca empezó a chuparlos con suavidad inicialmente y con una moderada violencia después que contribuía a excitar más a mi chica.
Fuimos resbalando suavemente hasta el amplio lecho y echados en el, seguimos con nuestros besos y caricias. Tocaba sacarle a Dianita los ajustados jeans que se ceñían a su cuerpo cual una segunda piel. Con su ayuda el pantalón voló por los aires y Dianita quedó solo cubierta con una breve tanguita blanca. Sus largas y torneadas piernas se me ofrecían para un contacto directo y mis manos fueron hacia ellas, sintiendo la tibieza de esa carne joven y radiante que a mi solo contacto empezó a erizarse. Mis jeans también volaron raudos al suelo, junto a mi slip, quedando totalmente desnudo y con una erección descomunal. Echado junto a mi bella sobrina, volvimos a besarnos. Las manos de Dianita, bajaron de mis hombros, hasta adueñarse del mástil que el día anterior la desvirgó y con una suavidad y parsimonia, empezó a recorrer el tronco hasta su base. Sentía la seda de sus manos recorriendo mis huevos y volviendo a mi sexo. Mis manos mientras tanto, estaban concentradas en sus piernas, subiendo desde las rodillas hasta su deliciosa cuevita que ya empezaba a humedecerse. De pronto, interrumpiendo la largueza del beso y sin soltar mi herramienta Dianita me sorprendió:
- Tiíto, quiero que enseñes a darte placer con mi boca... Enséñame cómo debo besar... adorar... mimar... este rico pedazo de carne....Nunca lo he hecho, solo lo he visto en la internet o en revistas. Quiero hacerlo del modo que a ti te guste lo dijo y se inclinó para darle un casto beso a mi glande.-
- Dianita, mi amor...si es tu deseo hacerlo... hazlo.. inspírate, pues ya estoy en la gloria sintiendo tu boquita posarse en mi sexo.... hazlo como lo desees ... eres maravillosa
Sin decir más, Dianita se apoderó suavemente de mi herramienta y lenta, pausadamente sentí que su boquita empezaba a engullir mi herramienta. Al principio su hacer era torpe, brusco, pero conforme pasaban los segundos empezó a chupar mi sexo como si fuera un helado de crema... yo puse mis manos en su hermosa cabeza y empecé a marcar el ritmo adecuado al que ella rápidamente se acompasó. La boca de mi sobrinita se acoplaba con una maestría recién aprendida y recorría lenta y cadenciosamente mi tronco hasta la raíz y luego la extraía hasta sorber mi glande, para luego volver a profundizar mi sexo hasta su garganta. Yo, para estar a tono, acomodé el cuerpo de Dianita sobre el mío y me apoderé de su entrepierna, lamiendo con deleite los labios vaginales, demorándome en encontrar su botoncito que a poco de empezar a chupar y mordisquearlo convenientemente empezó a crecer.
Mis manos recorrían las preciosas nalgas de Dianita y bajaban hambientas a sus piernas. La muchacha empezó a emitir gemidos de placer, mientras su cuerpo, tendido sobre el mío empezó a ondular. Los síntomas claros de un orgasmo empezaban a manifestarse en ella y los gemidos se hicieron más sonoros. Yo hice acopio de todas mis mañas y técnicas para no venirme... quería prolongar al máximo esta experiencia tan especial y gracias al cielo lo logré. Dianita era multiorgásmica pues a su primer orgasmo siguió otro y luego otro.. pequeños pero sucesivos e intensos. Estaba en su cuarto orgasmo que era mayor que los anteriores y soldó mi herramienta... apoyó sus manos en la cama e irguiendo el cuerpo levantó su cabeza y empezó a gemir más fuerte y a balbucear algo que no alcanzaba a entender al principio y que después capté:
- Si, Si... si... tiíto... dame más... más... te quiero.. te quiero....así.. hazme feliz... así, asíiiiiii. Siempre soñe esto... siempre... pero esto supera todos mis sueños....ahhhhh...mas....mas..........
Yo seguía entregado en cuerpo y alma a agasajar la rica cuevita de Dianita.. la estaba follando con mi boca y la muchacha se entregaba plena a la follada. Bien lamía y chupaba el clítoris, bien adentraba mi lengua en su suave vagina, recorriendo lo más profundo de esa apetecida cavidad. Dianita se retorcía de placer y sus gemidos se hicieron más estentóreos... su caderas empezaron a tomar un ritmo cada vez más acelerado de arriba hacia abajo y en un momento sentí como una explosión y sus deliciosos flujos empezaron a llenar mi boca... la muchacha lanzó un último gemido fuerte y alucinante y cayó como un dirigible desinflado sobre mis piernas. Yo fui deteniendo mi chupada hasta quedar inmóvil. Que experiencia tan rica y deliciosa.
Quedamos así echados al revés y permanecimos un largo rato en silencio. Mi sexo seguía a tope, pues haciendo acopio de una gran voluntad, no había vaciado la leche que contenía en mis dilatados huevos. Poco a poco fui reaccionando y sujetando amorosamente el delicado cuerpo de Dianita le di vuelta y acerque mi rostro al suyo... ella perezosamente entreabrió los grandes ojos sonrió y me ofreció sus deliciosos labios. Nos besamos dulcemente...gozando de la caricia... el día era joven aún y nosotros recién empezábamos:
- Abusivo... me has hecho que la de cómo una loca....que rico lo he sentido..... quería que tu boca no siguiera, pero al mismo tiempo quería que siguieras chupándome, lamiendo.. haciendo todas esas cosas ricas... hasta que ya no pude aguantar y creo que me desmayé... .- dijo sonriendo.-
- Me encanta que hayas sentido eso tan rico... pero solo es el comienzo.... .- volví a besarla y a recorrer con mis manos el bello cuerpo.-
Dianita pegó su cuerpo al mío y rodamos por el amplio lecho hasta detenernos. Ella estaba bajo el mío y mientras continuábamos con el beso, coloqué mi sexo en la entrada de su amada grieta y mi glande empezó a juguetear con su inflamado clítoris. Dianita abrió sus piernas cuanto pudo y mi pene empezó su ingreso triunfal en la suave vagina de mi juvenil amante. Acomodé sus sedosas piernas para que las cruzara a mis nalgas y empecé a bombear suavemente. Sentí que mi sexo ocupaba la totalidad de la cueva de la muchacha y el ajuste que esa funda me daba semejaba a un delicioso masaje. Dianita sintiendo el ancestral llamado del sexo. Empezó a mover sus suaves caderas... primero de atrás hacia delante y luego en forma circular... era increíble la forma como me hacía disfrutar mi recién conquistada sobrinita. Era una sensación inédita. Ambos empezamos a deshacernos en un inmenso placer:
- Dianita... mi vida... que hermoso es estar así contigo....sentirte mía.. solo mía...gozando de ti como nunca imaginé... te amo mi chiquita... te amo bebé...
- Y yo a ti tiíto... siempre supe que iba a ser así...que tu me harías gozar como estoy gozando,,,,, Ohhh... siento rico....que rico he sentido al chupartela....ayyyyyy.. ha sido lo máximo.. ... Ho. Siento que viene un placer inmenso...ohhhhhh...rico....rico.... dame más mi amor... dame más.....
Dianita empezaba a deshacerse en un orgasmo y luego en otro y otro y ya no pude aguantar más... mi resistencia se había vencido al tener debajo mío el maravilloso cuerpo en convulsiones orgásmicas de Dianita. Deposite mi espesa y caliente leche en lo más profundo de esta bella muchacha, mientras sentía que esa deliciosa funda parecía ordeñar mi sexo hasta sacarme la última gota. Los gemidos míos y los gritos de placer de la chica resonaron en la amplia suite y fueron amainando a la par que nuestros cuerpos cesaban en sus convulsiones de placer. Yo me dejé caer a un lado de Dianita y mientras recuperábamos la normalidad de nuestras respiraciones caímos en un delicioso sopor. Antes de entregarnos a un delicioso sueño.. nos metimos entre las sábanas y la muchacha recostó su hermosa cabeza en mi hombro derecho y así abrazados nos entregamos al descanso.
Cuando abrí los ojos el reloj marcaba las 12 del día... algunos rayos del sol que reverberaba afuera se filtraban traviesos en nuestra habitación. A mi lado Dianita descansaba plácidamente. Su angelical carita de niña en reposo era tan diferente a su carita de arrecha y deseosa de sexo que tenía cuando hacíamos el amor desesperadamente me impresionó. Observé detenidamente cada detalle de esa linda cara y no resistí darle suaves besitos en el hermoso rostro. Ella aún dormida sonrió y se acomodó dando una ligera vuelta, sobre su lado izquierdo y se apretó a mí. Yo me coloqué detrás de ella y mi sexo aún flácido, después de tan singular combate, se pegó a las nalgas de la muchacha. Mis manos recorrían el cuerpo de ésta mi nueva mujercita y se concentraron en los firmes senos, que gracias a mis caricias empezaron a endurecerse y sus pezones a crecer hasta casi reventar.
Dianita empezó a empujar hacia a tras, primero tímidamente y luego con mayor fuerza. Mi sexo empezó a despertar y al poco tiempo de sentir la ondulación del cuerpo de Dianita, empezó a cobrar vida y luego allí lo tenía...dilatado y buscando guerra... incrustándose en la línea divisoria de las regias nalgas de la muchacha. El jueguito siguió con leves gemidos por parte de ambos Mi mano izquierda ahora se concentraba en su vagina y la yema de mis dedos friccionaban suavemente el botoncito de Dianita que poco a poco empezó a crecer. Mi pene empezó a explorar entre esa preciosas nalgas, jóvenes, duras, elásticas y sedosas y llegó a la antesala del pequeño anito de la muchacha.. al sentirlo dio un pequeño salto y muy quedo dijo:
- No mi amor... por allí no... me va a doler.....no quiero....
- No te preocupes mi vida... es solo un jueguito. Jamás te haría daño o te forzaría a hacer algo que no quieres... confía en mi.... .- le dije para calmarla.-
Dirigí entonces mi pene a su vagina... tratándola de penetrarla por atrás... con delicadeza hice que su piernas izquierda se flexionara, de modo que me permitiera penetrarla desde mi posición con facilidad. La cooperación de Dianita en ese acomodo fue fundamental y sintiendo que acariciaba mis brazos y manos elevó su colita y mi pene ingresó procesionalmente en la deseada cueva. Nuestros movimientos eran lentos, tratando de mantenernos lo más pegados posibles el uno del otro y así las caderas de la chica empezaron a moverse al ritmo recientemente aprendido. Había introducido más de la mitad de mi respetable aparato en la vulva de Dianita y ella se esforzaba por recibir más... de su boca salían quedos gemidos y en un acuerdo no dicho empezamos a incorporarnos hasta quedar en la pose del perrito... arrodillada sobre el lecho y con las manos apoyadas en la almohada Dianita recibió el íntegro de mi verga... que delicia sentir que mi pubis chocaba con sus nalgas y mis huevos contra sus entrepierna... era de una musicalidad nunca oída, así como las frases que en fragor del combate nos salían del corazón:
- Así mi amor... así tiíto damela toda.. que me encanta toooooddaaaaaaaaaa. Aaahhhhhhhhhhhh.....ahhhhhhhhhhh. si, si siiiiiiiii. Soy tuya mi amor.. toda tuya.... como siempre quise ser.
- Tómala toda chiquita... mi chiquita.... Siénteme....tu eres solo mía... solo mía.....
- Si solo tuya....cuando quieras.... soy tu esclava mi tiíito... Te amo... te amo ahhhhhhhhh.
La habitación nuevamente se llenó de gritos y gemidos. Yo extraía mi pene hasta la entrada de su vagina y luego con violencia lo volvía enterrar en la grieta de mi amada sobrinita. Estuvimos así no se que tiempo. Las caderas de Dianita rotaban...empujaban y su vagina exprimía mi pene hasta que a un mismo tiempo, incentivado por el orgasmo que empezaba a diluir a la muchacha, por segunda vez en el día descargué todo mi semen en la hermosa joven y en medio de los espasmos del clímax... caímos agotados en la cama... yo encima de ella...agotados pero felices...sin ánimos de decir nada...la estancia quedó en silencio sin que nada ni nadie se moviera....era el descanso del guerrero y de la novel amazona.
Cerca de la una de la tarde, pedí al servicio de habitaciones que nos llevaran unos canapés, colitas de camarón a la plancha y brochetas mixtas, con pan tostado y galletas integrales. Saqué una botella de vino blanco del frigo bar y la descorche escanciando generosas porciones en sendas copas de pie. Alcancé una a Dianita y chocando las mismas brindamos por nosotros, por nuestro naciente y feliz amor, probamos el vino y luego nos besamos dulcemente. Decidimos darnos un duchazo y nos encaminamos al gran baño. Entramos al cubículo y me di el gusto de enjabonar totalmente a Dianita y ella a mí. Ambos nos deteníamos en nuestros respectivos sexos, que acariciábamos con abundante gel de baño... mientras nos besábamos amorosamente. Luego de un largo duchazo salimos y nos secamos vigorosamente con las grandes toallas blancas. En eso, tocaron a la puerta de la suite y yo salí a atender al camarero que ingresó a la habitación con un carrito con el pedido, firmé la orden, luego de la generosa propina el camarero se retiró.
Dianita había quedado en el baño secándose el ensortijado cabello con la secadora de mano. Mientras ella estaba en eso, yo con la toalla enrollada a la cintura, llevé la mesita con los canapés ordenados junto al jacuzzi y procedí a abrir las canillas del mismo para llenarlo, echando abundantes sales aromáticas y gel de baño. Cuando estuvo en un nivel conveniente, cerré las llaves de abasto y me metí en la tina. Llamé a Dianita y la invité a entrar. La muchacha entró con cuidado y se sentó en la tina frente a mi. Nuestras piernas se enlazaban, mientras nos dirigíamos fogosas miradas de deseo no saciado y de amor contenido. Puse en acción el jacuzzi y los chorros de agua empezaron a masajearnos y al mismo tiempo a aumentar el volumen de espuma. Dianita empezó a jugar a tirarme el agua espumosa y yo a responderle. La espontánea y fresca risa de la muchacha realmente alegraba el relajante baño que estábamos tomando. Llené nuevamente las copas y brindamos nuevamente por nosotros, sorprendiéndome, Dianita alzó su copa y dijo:
- Brindo por un sueño hecho realidad... por mi virginidad ofrendada a ti, como siempre quise desde que te conocí.... Brindo porque siempre nos amemos y estemos juntos..... aunque sea para vernos a escondidas, pero con la certeza que nos pertenecemos mutuamente.... salud....
- Brindo por ti mi amor.- dije solemne.- por el regalo más grande que me has hecho... por el amor que me tienes... por el amor que te tengo... por ti.... te agradezco por ser mi mujer y por permitirme ser tu marido....salud.
Vaciamos nuestra copas, mientras nuestras piernas se acariciabas bajo el agua y nuestras manos acariciaban también nuestra piernas. Posamos las copas en la mesa rodante de los canapés y Dianita expresó lo hambrienta que estaba y nos lanzamos a degustar los manjares. Realmente era una delicia beber el vino blanco helado... degustar las brochetas y canapés.. mientras los chorros de agua masajeaban nuestros cuerpos. Mientras estábamos en eso no cesábamos de bromear y reírnos ... estábamos felices y así lo demostrábamos. Así entre broma y broma vaciamos la botella de vino. Dianita, al parecer no acostumbrada a tomar licor.- lucía las mejillas encendidas y más locuaz y relajada. El agua estaba en su punto ideal de caliente y su disfrute era una delicia. El hecho de estar más desinhibida y alegre hacía que la muchacha se mostrara más relajada... yo la atraje hacia mí y ella se sentó a horcajadas sobre mí. Sus regias nalguitas estaban sobre mi pubis y sus brazos se enlazaron a mi cuello, mientras sus hermosas piernas se plegaban a cada lado de mi cuerpo. Nos volvimos a besar, con amor, con real pasión, mientras nuestras manos recorrían mutuamente nuestros cuerpos. Los senos de la joven se incrustaban en mi pecho y sentía que empezaban a endurecerse al solo contacto con mi piel.
Abrazados así quedamos un largo rato, disfrutando de esa cercanía y en especial de yo, gozando de acariciar ese cuerpo joven, esbelto, intachable que era ahora enteramente mío. Luego, decidimos salir del jacuzzi.... nos habíamos remojado más de la cuenta y nuestros dedos daban la impresión de un frejol remojado, pero estábamos felices, plenos y saciados.... por ese momento. Nos cubrimos con las batas de felpa con el logotipo del hotel y regresamos a la amplia cama. La habitación olía a sexo ..... a pasión.... a entrega total. En el lecho, despojados de las batas, nuestros cuerpos de volvieron a fundir en un abrazo y de manera natural la muchacha recostó su bella cabeza en mi hombro... mis manos vagaban golosas por los pechos y piernas de mi amada:
- Tiíto, cuando te empecé a gustar?.- preguntó directa-
Me gustaste desde que te conocí. A tus 14 años, admiraba tu cuerpecito finamente delineado, tu colita respingona, tus piernas, tu carita y sobretodo la forma como hablabas... lo modosita y delicada que eras y que sigues siendo. Muchas veces tenía que sacudir a cabeza para no imaginarme tocándote. Puedes creerme? yo, tocando a una criatura de 14 años.. deseándola como mujer... una locura. Pero definitivamente me arrechaba verte.
Que curioso. Sabes a mi me pasaba lo mismo. Cuando nos mudamos al barrio y empezamos a ser tus vecinos, yo tenía un enamoradito.. tu sabes... chiquilladas... Pero cuando te vi, me gustaste y soñaba que me casaba contigo y que me besabas y me tocabas... estaba obsesionada contigo y empezó a surgir con fuerza mi amor por ti. Sabes... el día de mi fiesta de 15 años... pensé en declararme a ti... que locura no?. Imaginaba que cuando me sacaras a bailar te iba a decir que te quería y que deseaba como nada en el mundo ser tuya. Pero cuando tu me sacaste a bailar ese día, no me atreví.
Oh mi chiquita... gracias al cielo todo se dio y he tenido la inmensa dicha de tenerte de ser tu primer hombre y gozar plenamente de ti.- dije emocionado.-
Eres mi primer hombre y serás el único. Me he reservado solo para ti y no pienso cambiarte.- señaló la joven con convicción.-
Nos volvimos a besar con suavidad, con amor y luego el beso empezó a desbordarse con la pasión que ambos teníamos. Que rico era besar a esta muchacha, entregada totalmente a la caricia y concentrándose en la lucha de nuestras lenguas, de nuestros labios. Mi boca se desplazó a sus enhiestas tetitas y luego a su plano abdomen... seguí buscando y llegué a su entrepierna y ella empezó a gozar de mis atenciones... sus labios mayores, su clítoris y su suave vagina eran recorridas con pasión y deleite por mi lengua. Dianita empezó a deshacerse en un nuevo orgasmo y acomodó sus regias piernas sobre mis hombros. Mis manos se había apoderado de sus pechos y acariciaba febrilmente sus duros pezones. El cuerpo de mi novel amante se retorcía de placer y fue en ese instante en que elevando ligeramente la anatomía de mi nueva mujercita desplacé mis labios a su pequeño y rosado anito. Mi lengua empezó a acariciar ese deseado anillo jamás penetrado, jamás profanado. La punta de mi lengua luchaba por entrar en ese cerrado círculo y a duras penas conseguía su propósito. Los gemidos de Dianita se hicieron más estentóreos. Mi lengua viajaba rauda entre la vulva de la joven y su apretado anito y eso empezó a generar una serie de convulsiones en mi preciosa sobrinita. Atrapé su clítoris en un momento dado, mientras que uno de mis dedos empezó a forzar con suavidad el cerrado culito. La chica empezó a diluirse en un nuevo orgasmo cuando sintió que un dedo invadía totalmente su recto... sus esfínteres empezaron a ceder y ahora tenía dos dedos moviéndose con suavidad en el culito de la joven.....
- Ohhh... tiíto, no por atrás no...... rico... rico.. rico.... hazlo con cuidado.. no quiero que me duela.. ohhhhhhhhh. Sigue.. sigue....te quiero papito...te quiero uhmmmmmmmm
Mi pene totalmente erecto, con la ayuda de mi mano empezó a dirigirse al deseado culito de Dianita.. el glande ya estaba en la puertas de ese cielo y la joven seguía comadrejeando el hermoso cuerpo. El anito estaba dilatado, dos de mis dedos habían invadido ese territorio y Dianita se deshacía en un soberbio orgasmo. Ahora mi glande estaba penetrándola suavemente, con paciencia, mientras mis dedos acariciaban su clítoris haciendo que orgasmos sucesivos atacaran a esta bella mujercita.... estuvimos en esa lucha largo rato y cuando sentía que la joven se acostumbraba al grosor de mi verga, procedía a un nuevo avance... así luego de una paciente penetración, todo mi pene estaba incrustado en el hasta ahora virginal culito de Dianita.
Cuando sentí que estaba al fondo quedé quieto, para permitir que esta mujercita se acostumbrara a sentirse empalada. Dianita con los ojos cerrados asimilaba el suplicio que al empezar a moverme lentamente dentro de ella, empezó a convertirse en placer. Las piernas de la muchacha se cruzaban tras mi cuello y ella empezó un lento vaivén que yo seguí en su cadencia. Que maravilla sentir que el recto de la muchacha se cerraba y abría acompasadamente. Entonces empecé a acelerar mis embates sin dejar de masajear el inflamado clítoris y lentamente los gemidos de ambos se confundieron y elevaron en volumen.. yo, ya no podía seguir aguantando y mi trajinado falo empezó a soltar la caliente leche en el rico culito de mi sobrinita. Dianita bramaba y decía frases que no podía entender pero era obvio que estaba disfrutando esta su primera vez de sexo anal. Mi mano empezó a humedecerse con los flujos de la joven y a un solo tiempo lanzamos estentóreos gritos en el momento supremo de nuestras respectivas corridas. Después el silencio invadió la habitación... un rato después escuchamos como si se acabara de destapar una botela de vino ¡Plop!... mi pene había salido del delicioso ano de Dianita y se escurría flácido hacia mis piernas, mientras que un grueso hilo de esperma salía del desflorado culo de mi joven amante.
Cuanto tomé conciencia del tiempo, el reloj marcaba las cinco de la tarde. Dianita seguía dormida boca abajo... totalmente despatarrada en el enorme lecho. Me puse de costado para observar lo bella que se le veía así dormida, con esa expresión de niña que acababa de hacer una travesura... que rica estaba estaba este portento de mujer. Que experiencia tan diferente a las tenidas con Marian mi mujer, con Silvia mi secretaria o con Virginia, la Mujer del Portero.
Definitivamente Dianita no regresó esa noche a la Universidad. Luego de bañarnos y vestirnos, paseamos un rato por las instalaciones del Resort, jurándonos amor eterno y que siempre tiraríamos como este día y luego enrumbamos de regreso a Lima... Cansados por la maratón de sexo que acabábamos de tener, pero felices por esa relación tan plena y amorosa que acabábamos de comenzar.
Por Alan Toledo
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